Otra vez en el dominical del grupo Vocento; pero es que es tan certero, tan contundente, tan claro y expresa tan bien lo que pienso que no es que no me importe, es que repito fuente encantado; aunque esta vez es Carlos Herrera. De nuevo, el destacado y la foto son míos.
Por Carlos Herrera, en XLSemanal del 27 al 2 de abril de 2011
Un acopio de energúmenos borrachuzos asaltó la capilla de la Universidad Complutense de Madrid en un muy valiente acto de protesta por la presencia católica en el seno de la misma. Otrosí en la Universidad de Barcelona. Ambos actos, con la sonrisa timorata y cobardona de ambos rectores. En el caso de la de Madrid unas cuantas estudiantes meonas escenificaron la valentía de quedarse en prendas menores junto al altar mientras articulaban danzas tribales. En la barcelonesa desplegaron una pancarta mal redactada en la que reclamaban el carné de católico para poder acceder a la misma. Ambos grupos de futuros parados, que parecen directos herederos de las turbas de los años treinta, exhibieron la vocinglera ignorancia de los fanáticos, la ridícula tendencia a la bufonada que muestran los descerebrados radicales y la violencia extrema de los intolerantes que calientan su temperatura intelectual con calimochos y garrafones.
Toda esa chusma universitaria, la misma que impide a empujones y griterío la libertad de expresión en diversas facultades españolas, decidió violar un derecho fundamental de cualquier ciudadano en cualquier ámbito social: el de reunión y el de culto también. La autoridad, ausente en todo momento, calla como una puta acomplejada y no se atreve a decir ni pío. La turba, hoy orgullosísima de su proeza, justifica su acción con palabras balbucientes y con medias ideas libertarias, mientras se muestra dispuesta a continuar con heroicidades semejantes ante la inacción de quienes deberían, al menos, decirle complacientemente que eso no se hace y que no está bien. Los rectores no sirven ni siquiera para eso. Son unos pobres mierdas.
El anticlericalismo barato, la nostalgia del anarquismo incendiario de los peores años de nuestra historia, ha desembocado en una suerte de delincuencia organizada por un laicismo simplón tan del gusto de alguno de nuestros responsables públicos y en una cobarde reacción de quienes deberían guardar, al menos, la apariencia de garantizar los más elementales derechos. Ya sabemos que no sirven, que están acojonados, que son unos bobalicones y que buscan a diario excusas para no ejercer su autoridad, pero al menos que disimulen algo y aparenten guardar algunas formas. Matones de la peor escoria se dedican a insultar a los estudiantes que dedican unos minutos de su tiempo a acudir a algún oficio religioso de los que se celebran casi clandestinamente en algunas facultades y que no acabo de comprender exactamente en qué molestan a esta compleja mezcla de ignorantes y descerebrados, amigos de escribir en pancartas baratas y en eructar proclamas sectarias y fascistoides. De haber una mezquita en la sede universitaria -que podría haberla sin ninguna objeción-, ninguno tendría huevos de plantarse en la puerta de la misma a escupir cualquiera de sus proclamas. Ahí me gustaría ver a toda esa valiente muchachada comedora de basura ideológica.
Una sociedad que no sabe respetar espacios de libertad de culto y conciencia es una sociedad que no vale la pena, que no es capaz de articular espacios de tolerancia. Una universidad que no sabe reaccionar ante la acción chulesca y bufa de unos colectivos crecidos y desafiantes es una universidad incapaz de formar individuos libres, sujetos que en el futuro deberán comandar una sociedad de emprendedores, liderar el crecimiento colectivo, edificar el progreso y fomentar espacios de libre creación. Si esta excrecencia es la que tiene que edificar la España del mañana, así los coja confesados a los que coincidan con ellos.
Sería deseable que los responsables políticos y sociales que se llenan la boca de libertad y respeto, cuando no de confesionalidad católica, organizaran, si tienen lo que hay que tener, un acto de desagravio y acudieran a algún tipo de oficio con tal de solidarizarse con los pocos o muchos que quieran ejercer su derecho de culto en la Universidad. Y, luego, que los bravos rectores de ambas universidades propongan a los valientes alborotadores que realicen un curso de Erasmus en la Universidad de Teherán. A ver si hay cojones.
4 comentarios:
Estoy de acuerdo con todo lo que se espone, mas yo preguntaria a esas libertarias si se atreberian a hacer lo mismo en una Mezquita.
Me temo que el valor de esa chusma no llega a tanto.
No, claro que no, no tienen ni el valor ni interés en hacerlo: esta gente tiene claro contra qué van.
Como dice el autor, en éste país ya no cabe un tonto más. Me da que todo esto pasa porque hay mucha falta de formación en los jóvenes.
Algunos, además, habiendo perdido el sentido común, se han vuelto tontos, pero de tonto de capirote.
Yo pensaba, con tanto tonto, los que tienen formación y estudios se harán con...
¡Qué coj..s!
Estamos en una mediocracia, (de mediocres y los medios).
Os deseo todo lo mejor en la Jornada de mañana.
Saludos,
Xavier G.
Gracias Xavier, la Jornada salió estupendamente. En cuanto a la basura esa, lo peor no son estos meones y meonas sino los que les dan la munición ideológica dándose aires de tolerantes y tal.
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