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jueves, 25 de febrero de 2010

El ateo virtuoso. Actualidad de un mito

Interesantísimo artículo del Profesor Tomás Trigo, publicado en ¿Ética sin Religión?, VI Simposio Internacional "Fe cristiana y cultura contemporánea", del Instituto de Antropología y Ética de la Universidad de Navarra (2006), que recogemos de Arguments. Con seriedad, sin dogmatismos, con el sincero deseo de ayudar alguien que cree firmemente estar en la verdad.

La opinión –ya antigua- según la cual el ateo puede ser “buena persona” en una sociedad cristiana, se está convirtiendo en el “dogma” según el cual solo el ateo puede ser buena persona en una sociedad democrática. La idea de que la fe en Dios lleva a la intolerancia y al fanatismo, parece confirmarse cada vez que los medios de comunicación informan sobre algún acto de violencia o terrorismo por motivos religiosos.
Para ir al artículo

sábado, 4 de julio de 2009

La nueva religión de los ateos

Por Felipe Fernández-Armesto, en El Mundo, 30 de junio de 2009

EL ATEÍSMO es un asunto perfectamente racional. En cambio, lo que carece de todo sentido es que el ateísmo se convierta en una especie de religión, hasta con sus propios ritos. Si el ateísmo es racional y la religión es superracional, el ateísmo religioso es subracional.

En la Europa de hoy, y especialmente en España, observamos las pautas de este nuevo evangelismo ateo, que se anuncia hasta en los autobuses, su creciente intolerancia hacia la libertad religiosa de los demás, y el ritualismo en formas tan variadas como la edición de misales laicos y la celebración, con solemnidades imitadas de las de la Iglesia, de bautismos y de bodas-brujerías que satirizan los sacramentos, recordando las misas negras de los resentidos del satanismo. Hay que respetar el ateísmo sincero, pero la religión atea es una ofensa tanto a creyentes como a ateos auténticos.

Entre las muestras más ridículas de la religiosidad atea están, desde mi punto de vista, las ceremonias de acogida civil a hijos recién nacidos -e incluso a los ya mayorcitos-,algo que me parece un insulto contra la dignidad de los niños. En España, una actriz y presentadora de televisión, conocida también por sus excelentes contribuciones a este periódico, acaba de protagonizar uno de estos ritos, llevando a su hijo pequeño ante el concejal madrileño Pedro Zerolo para que le leyese textos de la Convención Internacional de la Infancia y le declarase ciudadano.

Que un concejal tenga la caradura -incluso diría la insolencia- de proclamar ciudadano a quien ya lo es, me parece democráticamente inadmisible. Ni un concejal ni el Estado mismo tiene el derecho de nombrar a nadie ciudadano. Declarar en un caso concreto que un individuo ha logrado ese rango es una insensatez, ya que en una democracia moderna todos lo tenemos por el mero hecho de haber nacido. Para ser miembro de una Iglesia hace falta algo más: el reconocimiento de las obligaciones religiosas, la atestación de la comunidad, la santidad de los ritos tradicionales, etcétera. Ninguno de estos criterios es, ni puede ser, relevante en el caso de la sociedad civil.

Para padres que sean tan orgullosos que al tener un hijo quieran gritarlo al público, lo normal sería anunciarlo en el periódico. Y, si quieren celebrar la venida de ese niño al mundo, sería lógico que se limitaran a invitar a sus parientes y amigos a tomar unos aperitivos de un modo más o menos discreto. Y si lo que buscan son garantías del rango de ciudadano de su hijo, existe el registro civil de nacimientos. Pero recurrir a un burócrata y sufrir un discurso aburrido, banal e importuno del tipo que nos contó Cayetana Guillén-Cuervo que tuvo que aguantar de parte del señor Zerolo -«habló del derecho del niño a crecer feliz. Y de nuestro deber de educarle en el amor, el respeto, la igualdad, la libertad, la paz y una convivencia en armonía»- es, sencillamente, una extravagancia.

La idea de celebrar bautismos y bodas por parte del Estado nació en la Edad Moderna, coincidiendo con el periodo de gran lucha entre el Estado y la Iglesia para ejercer el poder supremo y soberano sobre la vida de todos los súbditos. Hasta entonces, el matrimonio era un arreglo de carácter privado, y los nacimientos eran momentos de alegría esencialmente personal. Ese Kulturkampf -combate cultural-, gracias a Dios, terminó con la victoria del Estado. A nadie se le ocurriría hoy en día, en una sociedad plural, que la Iglesia se ocupase de decir nada sobre quiénes se acuestan juntos ni de presenciar los momentos íntimos de quienes no sean creyentes. Por tanto, no existe ninguna razón -sino la de intentar ofender a los curas- para sustituir a ceremonias religiosas por ritos laicos.

Los revolucionarios franceses de los años 90 del siglo XVIII, quienes introdujeron los primeros rituales de casamiento y de acogimiento civil, no eran ateos, sino practicantes de la religión ilustrada del anticlericalismo y del Culto al Ser Supremo -una religión política que pretendía acabar con un clero independiente del Estado-. Por supuesto, a ellos les hacía falta un misal alternativo. Hoy por hoy, ni quedan adeptos al Culto al Ser Supremo, ni tienen los padres que someter a sus hijos a una farsa de ceremonia, ni hacer mofa de los sacramentos para distanciarse de la tradición religiosa.

Parece mentira que haya gente que desee que el Estado -que no tiene ningún valor moral- se involucre cada vez más en sus vidas íntimas. El gran logro de nuestras sociedades en los últimos 30 años ha sido que hemos podido escapar de los lazos del Estado. Hasta hemos conseguido imponer límites excesivos en su influencia o expulsarlo por completo de zonas de responsabilidad donde, francamente, necesitamos la intervención estatal, sobre todo, como ya reconocemos todos, en el arreglo de nuestras instituciones económicas.

Pero algunos parece que están especialmente contentos de la intervención del Estado en nuestras relaciones más profundas de amor y cariño, solicitándole licencias para compartir nuestras camas y vidas con otras personas, y ahora, cada vez más, pidiéndole que acoja oficialmente a los hijos que nazcan de tales uniones. Pues bien, no creo que mis relaciones con mi mujer se vuelvan más santos, ni más legítimos, ni más morales, ni más estimables por que se nos conceda un documentillo del Ayuntamiento. Ni pienso que mis hijos pertenecieran más profundamente a la sociedad civil, ni que su calidad de ciudadanos se viera afectada ni para bien ni para mal, por el hecho de haber conseguido la aprobación oficial de un concejal. Si no fuera católico, sería un ateo de veras y contemplaría con desdén y delicadeza todo ese trampantojo imitado de la momería religiosa.

Así que hay que buscar los motivos de esos ateos extravagantes, esos quijotes del ateísmo que se ponen armaduras anticuadas y se arremeten contra molinos de viento. ¿Se trata de un quijotismo puro o se fija una meta? ¿Qué gana esa gente recurriendo al Ayuntamiento con los hijos para que les oleen las palabras de un Zerolo?
Claro que el ateísmo tiene sus trampas lógicas, porque quien dice que no cree en Dios por pensar que es un concepto incoherente, comete el mismo error de falta de coherencia. Sería inútil insistir en que los ateos sean más razonables que los demás. Los derechos humanos incluyen el de hacer tonterías de vez en cuando. Seguramente, la gran mayoría de los que seguirán la moda en solicitar bautismos civiles lo harán tan inocentemente como irracionalmente. Así cometemos otras burradas, como comprar los libros de Dan Brown, escuchar la música de Paris Hilton, mostrar interés por las fotos pornográficas de Berlusconi o votar al PNV. Dejando aparte ese tipo de irracionalidad, sólo veo tres posibles motivos para solemnizar una ceremonia de acogimiento civil.

EL PRIMERO es el odio a la Iglesia o la exigencia de un fuerte anticlericalismo, que ha sido una tradición gloriosa en España, compartida por la mayoría de los católicos españoles y por no pocos santos. Si no hubiéramos mantenido una actitud de sospecha hacia la Iglesia institucional, es probable que hubiésemos caído en manos de una teocracia o lo que yo llamo la dictacura. Pero ya ha llegado la hora de tener piedad del sacerdocio y de perdonar a la Iglesia sus batacazos históricos. No existe a día de hoy ningún peligro de que la Iglesia vaya a ejercer excesivo poder. Al contrario, necesitamos más que nunca los servicios sociales y espirituales que nos prestan los curas y religiosas sin cobrar más que donativos voluntarios.

El segundo posible motivo es el étatisme, o estadismo, si existiera tal palabra en español. El Estado, las burocracias y las autoridadillas de los gobiernos regionales y municipales quieren poder, quieren registrar a todas las parejas -incluso las de los gays-, acoger a los recién nacidos, dar a nuestros hijos sus signos de aprobación, quitarnos el tabaco, exigir que nos sintamos culpables de beber alcohol, saber dónde estamos y qué hacemos a cualquier hora del día, señalar nuestros lugares de entierro, apoderarse hasta de nuestros cadáveres... Quieren, en definitiva, asumir de manera totalitaria la responsabilidad de edificar un mundo sano y moral. Hay ciudadanos que comparten esa visión y que se fían de la naturaleza moral del Estado. Mejor nos iría a todos si se centrara en cumplir con sus verdaderas responsabilidades y, cuando las cumpla bien, ya nos plantearemos concederle nuevas.

Por último, parece que el ateísmo se está convirtiendo en una religión, porque hay muchos ateos que reconocen la necesidad de la fe, porque la religiosidad y el anhelo hacia una vida ritual son parte de la naturaleza del ser humano. Por tanto, quieren disfrazar su falta de creencia detrás de la máscara de un maquillaje religioso, e inventar ritos advenedizos para suplantar aquellas tradicionales que no pueden controlar.

Si queréis religión, queridos ateos, quedaros con la de los curas. Porque la del señor Zerolo es aún menos digna de creer y de fiar.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Richard Dawkins

Entrevista de Eduardo Suárez, corresponsal en Oxford de El Mundo a Richard Dawkins, gran impulsor del ateísmo contemporáneo, sábado 7 de febrero de 2009.

“Desde Darwin no se sostiene que un ser superior haya creado el mundo”

Al filo del bicentenario de Darwin, qué mejor oráculo al que acudir que Richard Dawkins, divulgador del evolucionismo, ateo militante y polemista recurrente en distintos ágoras. Dawkins es autor de 'El gen egoísta' y 'El espejismo de Dios'. Dos libros de éxito que reflejan su doble naturaleza de científico brillante y pensador anticlerical. De hecho, Dawkins ha sido uno de los principales impulsores en el Reino Unido de la campaña de publicidad en los autobuses de Londres con un eslogan a favor del ateísmo ('Probablemente Dios no existe, así que deja de preocuparte y disfruta de la vida'), que recientemente se ha iniciado también en Madrid y Barcelona. A priori, Dawkins se antoja una persona solícita y agradable. Las preguntas lo convierten sin embargo en un tipo hosco, desabrido y gruñón. Lo que sigue es el resumen de una conversación estimulante pero tensa y difícil.

¿Cómo le explicaría la importancia de la teoría de Darwin a alguien de otro planeta?

Le diría que logró explicar por qué existimos como seres complicados y estadísticamente improbables. Antes de él, la gente pensaba que la complicación, la elegancia, la belleza de las cosas vivas tenían su origen en un ser superior. Eso fue lo que Darwin destruyó.

O sea que según usted la muerte de Dios es una consecuencia lógica de la teoría de Darwin.

Yo no iría tan lejos. Diría más bien que, después de Darwin, la hipótesis de un ser superior que ha diseñado el mundo deja de sostenerse. Si uno cree en Dios debe hacerlo por otros motivos, pero no porque lo necesite para explicar el mundo.

¿Se ha frenado la selección natural en el ser humano?

Tal vez. En mi opinión, quizá es cierto, en el sentido que casi nunca morimos antes de estar en edad de reproducirnos, aunque desde luego hay todavía cierta selección natural en lo que respecta a las enfermedades.

Hay quien dice también que ese freno a la evolución biológica ha dado paso a una evolución cultural.

Quizá. Aunque la evolución cultural la mueven resortes similares a los de la evolución biológica. Nuestros cerebros y nuestros sistemas nerviosos están moldeados por siglos de selección natural. Uno puede encontrar los orígenes de cosas como el deseo sexual o la búsqueda de estatus en nuestro proceso evolutivo.

Pero los seres humanos hacemos cosas en contra de nuestros instintos de reproducción y supervivencia. Pienso en el suicidio, los deportes de riesgo o el matrimonio gay.

El suicidio o el matrimonio gay no son por supuesto lo mejor para la supervivencia de los genes de uno, pero creo que éstas no son excepciones muy importantes. La especie humana es una especie muy peculiar. No es bueno concentrarse en ella si uno quiere entender la teoría de Darwin.

¿Somos esclavos de nuestros genes?

No.

¿Y pesan los genes más o menos que el ambiente en el que crecemos?

Hoy la ciencia ya sabe qué parte de nuestras diferencias corresponde a nuestros genes y cuál pertenece a factores externos como la nutrición, la cultura o la educación. Y hay cosas que parecen ser más resistentes a la variación ambiental. Lo atestiguan las investigaciones sobre gemelos. Los rasgos de la cara suelen ser iguales se eduquen donde se eduquen, pero también la orientación sexual, la irritabilidad o el cociente intelectual.

Si luchamos por sobrevivir y reproducirnos, ¿por qué el altruismo?

Es una pregunta que durante años fascinó a los científicos. Las respuestas más aceptadas son el parentesco -tratamos bien a quienes tenemos cerca- y la reciprocidad -tratamos bien esperando algo a cambio-.

¿Y la religión? ¿Tiene también un origen evolutivo?

En mi opinión, es el producto secundario de diversas predisposiciones psicológicas del ser humano. Cosas como la tendencia a respetar la autoridad, que podría tener ventajas evolutivas en una especie como la nuestra.

Usted ha escrito: «Darwin hizo posible que yo fuera un ateo intelectualmente realizado». ¿A qué se refiere?

Antes de Darwin, cada vez que uno miraba el mundo veía alrededor una presencia masiva de pruebas de que alguien lo había diseñado. Y eso hacía muy complicado ser ateo. Fue Darwin quien hizo mucho más fácil serlo, al descubrir que era la selección natural lo que movía el mundo.

Pero él no era ateo.

El decía que era un agnóstico porque pensaba que le aceptarían mejor si se llamaba así. Pero Darwin era tan ateo como lo soy yo. Nadie puede demostrar que no existe Dios. Sólo que no hay una sola evidencia de ello. Pero la carga de la prueba debe recaer en aquéllos que creen en algo que tiene las mismas probabilidades de existir que un hada o un unicornio.

Como sabrá, hay autobuses ateos circulando por las calles de Madrid y Barcelona

Lo sé y estoy encantado. Creo que es muy bueno que los creyentes se den cuenta de que no todos los somos y que no tenemos por qué serlo.

Hay quien dice que la campaña está creando más creyentes que ateos.

Lo importante es que la gente piense por sí misma. Usted sugiere que cuanto más le den vueltas al asunto, más religiosos serán. Francamente, si eso sucede, me sorprendería.

¿Por qué es tan difícil para la especie humana deshacerse de la religión?

Por ignorancia. Muchas personas son el producto de un adoctrinamiento infantil que les presenta como un hecho que Dios existe.

La ignorancia puede ser un factor en algunos casos. Pero no todos los creyentes son ignorantes. Hay creyentes que son filósofos, matemáticos o biólogos.

Por supuesto. Y no estoy hablando de ellos. En el caso de muchos científicos, habría que ver qué es aquello en lo que realmente creen y podría ser que sólo sean creyentes en el sentido panteísta de Einstein. Los científicos cristianos, supongo, lo son por un adoctrinamiento infantil que no son capaces de sacudirse.

¿Le merecen las grandes religiones el mismo respeto que los hechiceros de las tribus africanas?

Exactamente el mismo. En ninguno de los dos casos hay pruebas de que aquello en lo que creen exista. Por eso merecen el mismo grado de respeto. Es decir, cero.

A la luz de las cantatas de Bach o de las catedrales, ¿no cree que el cristianismo ha tenido algunos efectos positivos?

No hay duda que la religión ha inspirado un arte extraordinario. Pero eso no convierte una religión en verdadera. Ahora bien, yo creo que cuando uno vive en una cultura cristiana, como nosotros, es importante que los niños aprendan sobre la cultura en la que viven. Uno no puede apreciar la Historia ni la literatura europea si no ha leído la Biblia o ha recibido nociones de arte sacro.

O sea, que en su opinión esas cosas deben enseñarse en las escuelas.

Por supuesto que sí. De lo que no estoy a favor de adoctrinar a los niños ni de etiquetarlos como niños católicos o musulmanes.

Hay quien dice que el lema de sus autobuses es arrogante. Presupone que sólo los que no creen disfrutan de la vida.

Ojalá haya católicos que disfrutan de la vida. Ojalá no sigan aterrorizando a los niños con cuentos sobre el fuego del infierno o mintiendo a sus feligreses sobre la eficacia de los métodos anticonceptivos.

Hay gente que lo acusa a usted de referirse siempre a los elementos más radicales de la religión y de ignorar a los más liberales.

Los profesores de teología, por supuesto, no defienden muchas de esas cosas. Pero en el día a día no tratamos con profesores de teología. Hay cientos de miles de personas que creen literalmente en el libro del Génesis o en el infierno.

O sea, que según usted la mayoría de las personas religiosas son radicales, no liberales.

Sí. Y eso es muy preocupante.

Pero hay creyentes cuyo empeño ha hecho mejor el mundo. Desmond Tutu, Teresa de Calcuta...

Desmond Tutu es una buena persona. Nadie que haya leído su vida puede decir lo mismo de Teresa de Calcuta. A mí me parece que era una mujer malvada. Ella creía que era muy buena, pero no le importaba nada el sufrimiento de las personas. Lo único que quería era convertirlas.

¿Y Gandhi? Era religioso también.

Quizá. Pero es irrelevante. Hay buenas y malas personas, crean o no crean en Dios. No creo que sea una buena idea predicar mentiras aunque algunas de las personas que las crean sean buenas personas. Lo que cabe preguntarse es si la religión suele hacer mejores o peores personas.

¿En qué sentido?

En mi opinión, hay una semilla en la religión que lleva al ser humano a hacer cosas terribles. Fíjese en los terroristas del 11-S. Al secuestrar aquellos aviones, todos creían que hacían la voluntad de Dios. En el ateísmo es imposible encontrar la semilla de una cosa así.

Hitler y Stalin eran ateos.

Stalin era ateo, pero ninguna de sus atrocidades son la consecuencia lógica de ese ateísmo sino de su marxismo. Una ideología que, por cierto, tiene mucho que ver con la religión. Hitler y Stalin establecieron en sus estados una especie de religión y de culto a su personalidad. Eso no es ateísmo.

Aparte de la de los autobuses ateos, ¿tiene alguna otra campaña en mente?

Me encantaría hacer una en contra del adoctrinamiento a los niños en los colegios religiosos y contra el hecho de que al hijo de unos padres católicos se le etiquete como a un niño católico. Etiquetar a un niño es malvado.

O sea, que según usted los padres no tienen derecho a educar a los niños según sus creencias.

No he dicho eso. Yo hablo de etiquetar a los niños. De decir que un niño es católico o musulmán cuando no se dice que es un niño marxista o un niño derechista. Lo que yo quiero es que la religión reciba el mismo trato que los partidos políticos o los equipos de fútbol.

¿Y su hija? ¿Es atea?

Sí. Supongo que sí, pero eso a usted no le importa.

¿Y usted la educó en el ateísmo?

Eso a usted tampoco le importa. Es un asunto privado.

Pero supongo que a los lectores les gustará saber si usted predica con el ejemplo o ha adoctrinado a su hija.

Está bien. Contestaré a su pregunta. Yo le escribí una carta cuando tenía 10 años en la que le animaba a pensar por sí misma y eso es lo mejor que un padre puede hacer por su hija.

Hay gente que no comprende su voluntad de extender el ateísmo. Gente que piensa: «Señor Dawkins, probablemente Dios no existe. Así que deje de preocuparse y disfrute de su vida». ¿Qué les diría?

Les diría que lo que de verdad me apasiona es la verdad científica y que lo que deseo es abrir los ojos a la gente sobre el hecho maravilloso de su propia existencia. Mientras el adoctrinamiento religioso interfiera en el conocimiento de esa verdad científica lo combatiré. No le quepa la menor duda.

lunes, 26 de mayo de 2008

Test: ¿es usted un ateo fundamentalista?

Obtenido en Forum Libertas

Compruébelo contrastando su pensamiento con estos 25 puntos...
Existen los ateos razonables, dialogantes, abiertos, respetuosos y cordiales.
Y existe otro tipo de personas: los ateos fundamentalistas.
¿Cómo saber si es usted un ateo fundamentalista? Repasando el siguiente -y divertido- test.

Puede que usted sea un ateo fundamentalista si:

1 - Usted piensa que si un cristiano no responde a sus argumentos, es porque le asustan y no sabe contestarlos; pero si el cristiano responde a sus argumentos es porque “se siente amenazado” por ellos

2 - Usted piensa que los misioneros que dejan su comodidad para ayudar a los hambrientos, empobrecidos y perseguidos del Tercer Mundo son “corruptores con dogmas religiosos occidentales de antiguas culturas tribales”; usted piensa esto mientras está sentado en casa quejándose del precio del Kentucky Fried Chicken.

3- Usted piensa que cualquier cristiano que afirme haber sido antiguamente ateo está mintiendo o “nunca fue un verdadero ateo”

4 - Usted afirma que los crímenes y caídas de algunos cristianos que actúan de forma inconsistente con las enseñanzas de Cristo descalifican al completo edificio del Cristianismo, mientras que los crímenes y fallos de algunos ateos (que actuaron consecuentemente con el hecho de que el ateismo no ofrece una base para una moralidad objetiva) no deben tenerse en cuenta contra la filosofía del ateísmo.

5 - Usted afirma que no existen categorías absolutas de bien y mal, que toda moral es meramente personal, una construcción social o evolucionada; a continuación pasa usted a describir el cristianismo y a los cristianos como absolutamente inmorales, repugnantes, malvados y un peligro para la humanidad. Usted no nota ni por un segundo la hipocresía ni monumental falta de lógica de su postura.

6 - Usted echa en cara a todos los cristianos cualquier noticia estrambótica sobre cristianos que circule este mes por la prensa, mientras vive con el engaño de que no existen “frikis” ateos por ahí.

7- Usted SABE que la religión causa violencia y se lo repite a todo el mundo, esperando salvar la humanidad; por supuesto, piensa que la violencia en TV no afecta para nada a la violencia en el mundo.

8 - Para mejorar su factor fundamentalista usted ha decidido no estudiar ciencias sociales. Usted está seguro que los sociólogos son fundamentalistas cristianos camuflados, intentando potenciar una visión religiosa del mundo.

9- Usted piensa que tomarse la Biblia en serio es la obsesión de una franja marginal de extremistas cristianos de ultraderecha que no representan la visión de la Iglesia histórica ni del “cristianismo” liberal, ilustrado, escéptico, que según usted es el que llena las iglesias. Curiosamente, estos “cristianos verdaderos”, políticamente correctos, serían los que piensan lo mismo que usted.

10 - Usted asegura que las teorías de ciertos académicos liberales son verdades absolutas, pero se niega a debatir esos datos con cualquiera que esté igual o mejor documentado que usted.

11- Usted se enfurece cuando algún cristiano le sugiere que usted va a ir a un sitio que no cree usted que exista.

12- Usted está convencido de que la gente sólo cree en Dios por miedo al infierno... a pesar de que si no hay Dios, probablemente tampoco hay infierno.

13- Usted siempre critica que los cristianos pidan apoyo financiero, pero no ve problemas en que los “misioneros del ateísmo” o del laicismo radical hagan lo mismo.

14 - Para usted, la “declaración de propósitos” de una web cristiana demuestra prejuicios ideológicos tan fuertes que invalidan toda la documentación y argumentación de la web; en cambio, la “declaración de propósitos” de una web atea glorificando el materialismo, naturalismo o el racionalismo exclusivista le parece neutra y aceptable.

15- Cuando un grupo de académicos de la Universidad de Sydney, Australia, incluyendo un historiador, firman un documento diciendo que “Jesucristo es una de las grandes figuras de la historia” y que su reclamación de ser Hijo de Dios “se sostiene bajo un escrutinio de cerca”, usted se enfada porque es un abuso de su posición académica. Pero si el misionero ateo Richard Dawkins usa su cargo como profesor de Oxford para pontificar sobre ateísmo, religión y asuntos filosóficos ajenos a su campo (comportamiento animal) , eso le parece un uso responsable de la libertad académica.

16 - Usted piensa que los cristianos son estrechos de miras por creer sólo en una religión, en un Dios o una verdad. En cambio, los ateos son de mente muy abierta porque no creen absolutamente en ninguna.

17 - Usted piensa que el cristianismo le discrimina, porque para pertenecer a esa religión se le pide ser miembro de su religión.

18 - Los cristianos que entran en foros y chats ateos vienen “a meternos su religión por la garganta”, mientras que los ateos que van a foros cristianos van “sólo por educar”.

19 - Piensa usted que una prueba magnífica contra Dios es preguntarle por qué Él no acaba con tantas cosas horribles (violaciones, guerras, catástrofes...) pero usted evita preguntarse por qué Dios permite las maldades o pecados que usted causa, ya que, después de todo, ¡usted no cree en Dios!

20 - Está usted enfadado con el libro del doctor Paul Vitz “La fe de los sin padre: psicología del ateísmo”, porque un académico de la psicología ha relacionado el ateísmo con una condición psicológica. Pero a usted no le molesta decir a los creyentes que son el producto de un lavado de cerebro, condicionamiento psicológico y “pensamiento deseado” (wishful thinking).

21 - Usted cree que la teoría de Freud de que todas las experiencias religiosas son autoengaños es la más revolucionaria y verdadera de todos los tiempos. Pero cuando le recuerdan que Freud abusaba de la cocaína insiste usted en que “no se puede demostrar”.

22 - Usted está convencido de que todos los cristianos son idiotas. Cuando usted encuentra un extraño caso de cristiano que es evidentemente inteligente, usted deduce que los idiotas le engañaron para que creyera.

23 - Usted piensa que las palabras “cristiano” y “mentalmente sano” se excluyen mutuamente.

24 - Usted está satisfecho de carecer de todo prejuicio, no como el típico cristiano sociópata.

25 - Usted dice que los satanistas son cristianos, “porque adoran a un dios cristiano, ¿no?”
Si usted piensa estas cosas, probablemente es usted un ateo fundamentalista.
Basado en un divertido listado en inglés en http://www.tektonics.org/parody/fundyath.html , hemos eliminado algunos puntos muy ligados a la cultura norteamericana y retocado un poco la redacción para facilitar la lectura del lector hispano.