Mostrando entradas con la etiqueta Educación. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Educación. Mostrar todas las entradas

jueves, 20 de abril de 2023

Ni libertad, ni igualdad ni servicio al ciudadano

Se consumó el desafuero. 

La noticia: "El Pleno del Tribunal Constitucional ha desestimado el recurso de inconstitucionalidad del grupo parlamentario VOX en el Congreso contra la "Ley Celáa" (Ley Orgánica 3/2020, de educación)". 

Se veía venir. El tribunal constitucional (desde ahora con minúsculas) lleva unos meses dando por buenas todas las iniciativas legislativas del actual gobierno, aunque sean clamarosamente inconstitucionales (en este caso, vulnerando el derecho a la educación y la libertad de enseñanza "garantizados" en el artículo 27 de la Constitución. Una reforma de la Carta Magna por vía de tribunal, sin acudir a los mecanismos políticos previstos para esto. 

Entre otros despropósitos, la sentencia dice que no todos los modelos educativos deben recibir ayudas públicas. ¿Cómo va a tener libertad de elección la inmensa mayoría de familias si han de pagar DOS VECES (vía impuestos y vía matrícula) la educación de sus hijos, según qué modelo educativo escojan? 

La plataforma Más plurales ha emitido el siguiente comunicado, suficientemente elocuente: 

MÁS PLURALES RESPETA LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL Y MANTIENE SU RECHAZO A LA LOMLOE 

La Plataforma estudiará con detenimiento los fundamentos de la Sentencia, así como los votos particulares emitidos por cuatro magistrados. 

MÁS PLURALES respeta la Sentencia del TC aunque no la comparte y espera conocer y analizar con detalle los fundamentos que utiliza el alto tribunal para desestimar el recurso presentado y realizar en ese momento una valoración más profunda y desarrollada. 

La Plataforma MÁS PLURALES sigue defendiendo que hay aspectos de la LOMLOE claramente injustos sobre los que ya nos pronunciamos en su momento, que perjudican al sistema educativo y limitan gravemente las libertades y derechos de los ciudadanos. 

El hecho de que se hayan tenido que realizar dos ponencias distintas sobre la Sentencia pone de manifiesto que es una ley polémica y discutible. Por este motivo, la Plataforma seguirá trabajando para que sea modificada o sustituida cuanto antes y que su impacto en las Comunidades Autónomas sea el menos perjudicial posible. 

MÁS PLURALES sigue trabajando por una Ley de Educación que: 
  • Reconozca la complementariedad de las redes pública y concertada en el servicio de la educación sostenida con fondos públicos. 
  • Consolide el derecho de los padres a elegir centro educativo para sus hijos, respetando la demanda social a la hora de programar la oferta educativa. 
  • Mantenga, sin exclusión, el acceso a la financiación pública de todo tipo de centros educativos autorizados por las administraciones públicas. 
  • Permita la continuidad de los centros de educación especial para las familias que consideren que es lo más adecuado para sus hijos. 
  • Establezca la financiación a coste real del puesto escolar de los centros concertados garantizando así la gratuidad total de los mismos y las necesarias mejoras laborales de sus profesionales, docentes y personal de administración y servicios. 
  • Regule respetuosamente la asignatura de religión de acuerdo con su naturaleza académica, en igualdad de condiciones al resto de materias y como instrumento indispensable para la formación integral de la persona, objetivo esencial de la enseñanza. 

-------------------------------- 
 Foto: atarifa CC

martes, 22 de mayo de 2018

La Iglesia y la educación


foto atarifa CC
Un poco de historia.
Durante siglos, la educación ha sido privada y para élites. Patronatos reales, nobleza, gremios (FP). La Iglesia ha tenido un protagonismo enorme y es la primera en ocuparse de los pobres, sin olvidar las élites: crea escuelas, universidades, etc.

Es muy reciente el interés del Estado por la educación, y aún entonces la Iglesia ha seguido teniendo un papel protagonista, completando además los huecos que dejaba el Estado.

Es de hoy mismo el afán del Estado por copar la educación, fase prioritaria del laicismo.

La Iglesia cumple con su misión de enseñar. El Estado con su misión de que la educación llegue a todos. No se trata de competir, sino de colaborar.

Sin embargo, se acusa a la Iglesia de:
1. No aceptar el sistema público y querer imponer su doctrina
2. Querer que todos financien la educación católica.
3. Que haya clase de Religión en los colegios públicos.
4. Discriminar en la contratación de profesorado.
5. Segregar por sexo.

Marco
Las escuelas religiosas dividen y agrandan las divisiones sociales, propician mentalidades intolerantes y perpetúan roles patriarcales. Como pueden hacer selección, discriminan en la admisión de alumnos.

Reformulación
Son un oasis de diversidad y tolerancia; difunden una fuerte filosofía de servicio al interés general; fomentan un sentido de identidad que es precisamente lo que lleva a formar a personas con mente abierta y dialogante. Seleccionan según criterios religiosos y no sociales, lo que explica la variedad de perfiles,  mayor que en otros colegios.

Mensajes clave para un debate
- Los colegios son prolongación de la familia, no del Estado. La dimensión religiosa no puede ser excluida del ámbito de los conocimientos, hábitos y virtudes en que consiste la educación.
- Servir a los desfavorecidos ha sido siempre aspecto preferencial para la Iglesia, y las escuelas católicas son las más sociales y diversas.
- Los datos muestran la calidad de estos centros y la demanda de las familias.
- Necesitan autonomía en la selección y contratación para poder mantener su identidad y su genuina aportación. Esta autonomía es parte de la libertad religiosa e ideológica amparada por la Constitución.
- Los conciertos no son un privilegio de la Iglesia sino un derecho de los padres a elegir la educación de sus hijos, que pagan con sus impuestos, como todos los demás.
- La educación religiosa (católica, protestante, musulmana, judía) en los colegios es un derecho de los alumnos, decidido por sus padres y tutores mientras son menores de edad. El Estado debe garantizar esa educación para los que libremente la piden (laicidad positiva).

lunes, 23 de septiembre de 2013

Laicidad positiva

Por Javier Pereda Pereda. IDEAL Jaén, viernes 20.09.13

Con la vuelta a las aulas en este nuevo curso, el ministro de Educación francés, Paillon, ha trazado el ambicioso proyecto de refundar los valores de la República desde la escuela, implantando la Carta de la laicidad que rige desde hace unos días en los colegios franceses. Seguramente, el Gobierno de Hollande pretenda con este cambio radical en la educación encontrar una solución al auge considerable de la comunidad islámica, a base de impedir toda clase de convicciones religiosas y exhibición de signos de esta naturaleza. Esta declaración de quince puntos afirma respetar todas las creencias, garantizar la libertad de la conciencia y permitir la libertad de expresión, para acto seguido –sin pensar que se puede caer en una flagrante contradicción- establecer que está prohibido llevar objetos o prendas por los cuales los alumnos manifiestan ostensiblemente una pertenencia religiosa, ya sea el velo islámico, la ‘kipá’, o el crucifijo.


En definitiva, al proclamar e intentar conciliar principios aparentemente antagónicos como la libertad y la igualdad, en este conflicto de valores se decanta por un prohibicionismo igualitarista, cercenando cualquier posible atisbo al pluralismo de las creencias en una sociedad democrática, que en nuestro ordenamiento también está catalogado como un valor superior. Para fundamentar estas medidas se invoca una mal entendida separación entre la Iglesia y el Estado, un erróneo concepto de laicidad y una falsa neutralidad del Estado. Este cambio en la orientación de la enseñanza pública en las escuelas, al que estableciera en su día Sarkozy, parece ser una reacción jacobina e ilustrada, trasladándonos a la Francia de la revolución, como si todavía estuviera presente el adversario del Sacro Imperio Romano Cristiano en la Edad Media.

A veces se olvida que fue el cristianismo quien introdujo el principio dual de la separación de la unidad política y religiosa de la polis griega, distinguiendo la distinta atribución de competencias al César y a Dios. En los primeros cuatro siglos del cristianismo es cuando se asienta, con Agustín de Hipona, la distinción entre la ciudad de Dios y del Estado, implantando el principio de la libertad religiosa para todos, paganos y cristianos, plasmado en el Edicto de Milán. Ciertamente, la cuestión religiosa se enturbió con el «cuius regio, eius religio», por lo que la fe se imponía con el poder de la espada, y la religión de los súbditos era la del rey que gobernaba. Pero, actualmente, con el Concilio Vaticano II, existe un volver a los primigenios tiempos del cristianismo, con la separación –que no exclusión y supresión– entre los poderes públicos y el fenómeno religioso.

Así es como lo regula nuestra Constitución e interpreta el Tribunal Constitucional, con las relaciones de necesaria cooperación entre los poderes públicos y las demás confesiones religiosas, en un Estado aconfesional. Desde que Teodosio, en el Edicto de Tesalónica, impusiera el catolicismo como la única religión lícita, hasta llegar al otro extremo, el de la edad moderna, que pretende relegar cualquier atisbo de la religión al ámbito privado, hay un término medio, y este se llama libertad religiosa. La ‘laicité’ que se preconiza para la escuela francesa es errónea, y nada tiene que ver con la ‘laicidad positiva’ y aconfesional que hace posible la coexistencia y cooperación de los poderes públicos con lo religioso.

No deja de ser un sofisma que al apelar a la aparente neutralidad del Estado, en el fondo lo que se esté haciendo realmente sea neutralizar, a efectos prácticos, todas aquellas legítimas convicciones religiosas existentes, con la consiguiente suplantación e imposición de la confesional religión civil a modo roussoniano. Eso sí, proclamando de forma huera los principios de igualdad, libertad y laicidad que han sido vaciados de contenido para ser sustituidos por otros sucedáneos. Los totalizantes ecos laicistas – que no de laicidad- de nuestro país vecino, están teniendo reflejo en la mayoría de la izquierda política española, por lo que ahora quieren promover en el Congreso esta ideología, para intentar asestar un ataque frontal a la libertad religiosa, a la que tanto denuestan, siempre bajo la apariencia de neutralidad.


Mostrar a tus contactos de XING

domingo, 22 de septiembre de 2013

Los 15 mandamientos del laicismo

"En el laicismo los protagonistas son las iglesias y el Estado, y todo consiste en organizar sus relaciones. La laicidad positiva sitúa en el centro el derecho a la libertad religiosa de cada ciudadano, que es el protagonista; mientras su Estado y su iglesia deben estar al servicio de sus derechos".
Francia instruye a sus alumnos en los 15 "mandamientos" del laicismo, titula El País el pasado día 10. La laicidad positiva de Sarkozy ha degenerado en esta nueva imposición del laicismo socialista francés, mucho más basto (con b) y dogmático.

Los deberes del alumnos republicano que van a colgar de los tablones de anuncios de las escuelas francesas suenan a esas listas propias de todo totalitarismo: el Buen Ario, el Buen Hijo, el Buen Proletario, el Buen Revolucionario... Darán lugar, si nadie lo remedia, a toda esa retahíla de corrección bienpensante, de ortodoxia y de denuncia que tanto asfixia la vida y el pensamiento.

Por otro lado, la redacción de la Charte de la laïcité à l'école es indigna de la tradición literaria francesa, y sus muchas contradicciones ofenden la herencia jurídica de Roma y la razón, tan reverenciada allí; tropieza hasta con la razón cartesiana.

Andrés Ollero, Magistrado del Tribunal Constitucional, ha respondido para Páginas Digital a las preguntas de José María Gutiérrez Montero sobre esta cuestión:

¿La "Carta de la laicidad de la escuela" presentada en Francia es una expresión de laicismo?
Se echa de menos la distinción entre laicismo, del que se habla en toda ella, y laicidad que solo aparece, como si fuera sinónima, en el último punto. Ya desde el punto 2 queda claro que se opta por el “laicismo”, al hablarse de “separación” entre religión y poderes públicos; a diferencia del artículo 16.3 de nuestra Constitución, que opta por la cooperación de estos poderes con las confesiones religiosas de acuerdo con su respectiva presencia en la sociedad, suscribiendo lo que el Tribunal Constitucional ha caracterizado como “laicidad positiva”.

¿Ha dado un paso atrás Hollande respecto a Sarkozy?
La ausencia de diferencia entre laicismo y laicidad positiva es crucial y reduce a matices esos dos enfoques. Creo que el problema gira en torno a un concepto –neutralidad- cuya compatibilidad con el pluralismo –valor superior en nuestra Constitución- puede convertirse en misterioso. Está muy extendido el temor de que el laicismo se convierta en una religión civil con alcance confesional. Si cada cual pone de manifiesto sus convicciones religiosas queda patente el pluralismo; obligar a todos a disimularlas puede, para más de uno, acabar resultando más neutralizador que neutral.

¿Cuál es la diferencia entre el laicismo clásico francés y la laicidad positiva de la que hablaba Benedicto XVI?
En el laicismo los protagonistas son las iglesias y el Estado –así se plantea en el citado punto 2- y todo consiste en organizar sus relaciones. La laicidad positiva sitúa en el centro el derecho a la libertad religiosa de cada ciudadano, que es el protagonista; mientras su Estado y su iglesia deben estar al servicio de sus derechos.

¿La carta limita libertades al no dejar usar símbolos religiosos?
Puede ser la consecuencia de la enigmática neutralidad. No sé que puede tener de perturbador una kipá, un velo islámico o un crucifijo. Puede resultar chocante que el creyente para comparecer en público deba disfrazarse, abandonando sus signos de identidad; se sustituye así pluralismo por uniformidad.

Mostrar a tus contactos de XING

viernes, 17 de mayo de 2013

Los padres y la sociedad deben educar teniendo en cuenta la diferenciación de sexos

Josep Barnils, presidente de la Asociación Europea de las Escuelas de Educación Diferenciada, insiste en no tratar por igual en los centros a chicos y chicas para un mejor rendimiento

BELÉN RODRIGO / CORRESPONSAL EN LISBOA / CHEQUE ESCOLAR

Chicos y chicas tienen ritmos de aprendizaje y madurez diferentes, que crecen a un ritmo distinto. De ahí que la enseñanza diferenciada (aquella que educa teniendo en cuenta dichas particularidades) pretenda que se trate a cada alumno en función de sus características para que los resultados escolares sean mejores. «Debemos tratar a cada niño de acuerdo con sus características», explica a ABC Josep Barnils, presidente de la Asociación Europea de las Escuelas de Educación Diferenciada. Insiste en que no se trata de tener colegios que segregan por sexo, «ese no es el objetivo» sino conseguir que todos los centros, la sociedad y la familia «tengan en cuenta esas diferencias».

Lisboa ha acogido el IV Congreso de Educación Diferenciada, en el que se han reunido centenas de especialistas de todo el mundo para debatir dicha enseñanza. «Ha sido un congreso divulgativo, no científico, y esperamos que de aquí salgan las líneas de formación en todo tipo de escuelas. Pretendemos ayudar a los profesores a través de cursos on-line», explica Josep Barnils.

Diferencias en el aprendizaje
«Un niño de 12 años es un niño, pero una niña de la misma edad es casi una mujer», subraya Barnils. Asegura que entre los 6 y los 10 años comienzan las diferencias en el aprendizaje de chicos y chicas pero cuando es más evidente es entre los 10 y los 17 años. «Con 11 y 12 años tenemos diferencias radicales», añade. Las chicas, por ejemplo, aprenden a escribir muy rápido y leen mejor mientras que los chicos se distraen más en clase. «Es imprescindible tener en cuenta esas diferencias porque de lo contrario los resultados pueden ser los opuestos a los que pretendemos».

El presidente de la Asociación Europea de las Escuelas de Educación Diferenciada pone como ejemplo la campaña de prevención llevada a cabo en EE.UU. para evitar el consumo de las drogas entre los adolescentes usando como lema «La droga es un peligro, aléjate». Entre las chicas, este mensaje funcionó y bajó el consumo, pero con los chicos se consiguió lo contrario. «Se utilizó la palabra peligro y los chicos, a esas edades, lo entienden como un desafío, quieren demostrar que se arriesgan más que sus amigos, y el consumo aumentó». Algo que no hubiese ocurrido si al diseñar la estrategia «se hubiese tenido en cuenta la diferencia de sexos».

Centros de enseñanza diferenciada
A nivel mundial existen 240 mil escuelas en las que chicos y chicas estudian por separado con aproximadamente 46 millones de estudiantes. «Unas cifras basadas en un estudio en el que incluimos los datos de 70 países y que debemos entender como un resultado parcial porque no recoge los datos de países como India, Rusia, China y países africanos en los que se opta mucho por la educación diferenciada». En España «están aumentando poco a poco, aunque no llega al 1% del total de colegios», afirma Josep Barnils.

Lo que le parece más preocupante en este aspecto es saber que hay colegios, en algunas comunidades, «a quienes se les niega la subvención si optan por la separación de sexos y otros no abandonan la enseñanza mixta porque tienen miedo de sus superiores». Asegura que «se puede educar igual basándose en estas diferencias en los colegios mixtos aunque cuando en los centros los alumnos están separados por sexo resulta más fácil conseguir los objetivos». Es decir, no se trata de ser mejor o peor sino que faciliten el trabajo.

En la enseñanza mixta «los resultados también se consiguen pero el esfuerzo es mayor». Recuerda también que los padres que optan por este tipo de centros ((diferenciados)) están convencidos de los resultados, «saben que la disciplina es mejor y no existe acoso escolar. Están mucho más tranquilos, sobre todo con las chicas».

Un informe de la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico) demuestra que existe una diferencia entre los resultados escolares de chicos y chicas, siendo los resultados femeninos superiores. «Si en España existe un porcentaje medio de fracaso escolar del 28% el de los chicos es de 36% y el de las chicas de 23%», destaca Barnils. Los chicos, cuando reciben un acompañamiento educativo personalizado y apoyado logran mejores resultados.

Mostrar a tus contactos de XING

viernes, 18 de enero de 2013

La enseñanza concertada

Por Javier Pereda Pereda, en Ideal Jaén, hoy, 18 de enero de 2013. Título original: Concertada

La consejera de Educación de la Junta de Andalucía acaba de manifestar la necesidad de ‘preservar el equilibrio y predominio de la educación pública, porque es la que garantiza la igualdad de oportunidades’. Al mismo tiempo, critica la reforma educativa del Gobierno que pretende “cerrar colegios públicos y que se comiencen abrir privados, como en Madrid”. Lo primero que tendrían que tener claro los poderes públicos –como preceptúa la Constitución- es garantizar el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación que esté de acuerdo con sus propias convicciones, y de ahí que se reconozca el derecho a la libertad de creación de centros docentes. Es decir, tendrían que dejar a los padres que se organicen y elijan con libertad el tipo de enseñanza que quieren para sus hijos, al ser ellos los únicos legitimados. Sin embargo, los postulados del gobierno andaluz, conformado por socialistas y comunistas, son los de suplantar y sustituir de facto a los padres en ese derecho tan importante.

Con ello, se pretende una sociedad uniformada, en un mal entendimiento de la igualdad de oportunidades; controlada e intervenida, con programas de ingeniería social por el poder político; igualitarista por abajo, en la que no se incentiva la excelencia y la calidad. De ahí la suspicacia ante cualquier atisbo de libertad de los padres en organizarse según sus ideas. Por eso, la enseñanza concertada y la diferenciada –según estos planteamientos ideológicos- están en el punto de mira de la administración educativa andaluza, pese a la continua demanda de alumnos en estos colegios -cuyo coste es la mitad de una plaza pública- que son parte de la solución y no el problema. La enseñanza pública andaluza está en la cola del resto de España y Europa, y estos resultados son directamente proporcionales al nivel de desempleo en
esta región. Por ello, a los alumnos de las familias más desfavorecidas es a quienes se les priva de la igualdad de oportunidades, por hacer prevalecer estos criterios ideológicos. Aquí lo recurrente es esgrimir excusas, y echar la culpa al Gobierno, a los recortes, o a la crisis…, en lugar de esmerarse en una mayor calidad de la necesaria enseñanza pública, y fomentar la libertad de enseñanza.

Mostrar a tus contactos de XING

lunes, 28 de mayo de 2012

La identidad católica de las instituciones educativas

Ciudad del Vaticano, 5 mayo 2012 (VIS).-La cuestión de la educación religiosa y la formación en la fe de la próxima generación de católicos en Estados Unidos fueron los temas elegidos por el Santo Padre en el discurso que dirigió a los prelados de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (regiones X-XIII), al final de su quinquenal visita “ad limina”.

foto atarifa
El Papa reconoció, en primer lugar, los progresos de los últimos años en la mejora de la catequesis y de la revisión de textos para que sean conformes al Catecismo de la Iglesia Católica. También elogió los esfuerzos en la adopción de medidas encaminadas a “preservar el gran patrimonio de las escuelas católicas, primarias y secundarias, de Estados Unidos, que han sido profundamente afectadas por los cambios demográficos y el aumento de los costos; y a garantizar, al mismo tiempo, que la educación que proporcionan permanezca al alcance de todas las familias, cualquiera que sea su situación financiera”.

Por lo que se refiere a la educación superior, diversos obispos habían señalado al Papa que los colegios y universidades católicas reconocen cada vez más la necesidad de reafirmar su identidad distintiva, en la fidelidad a sus ideales fundacionales y a la misión de la Iglesia al servicio del Evangelio. “No obstante -comentó el Santo Padre- aún queda mucho por hacer, especialmente en áreas tan básicas como el cumplimiento del mandato establecido en el Canon 812 para los que enseñan disciplinas teológicas. La importancia de esta norma canónica, como expresión concreta de la comunión eclesial y de la solidaridad en el apostolado educativo de la Iglesia, se hace aún más evidente si tenemos en cuenta la confusión creada por los casos de disidencia aparente entre algunos representantes de las instituciones católicas y el liderazgo pastoral de la Iglesia: discordias como ésas perjudican el testimonio de la Iglesia y, como demuestra la experiencia, pueden ser explotadas fácilmente para comprometer su autoridad y su libertad”.

No es exagerado decir que proporcionar a los jóvenes una buena educación en la fe representa el desafío interno más urgente para la comunidad católica en vuestro país”, observó el Papa que, a continuación, sugirió algunas claves para hacer frente a ese reto.

En primer lugar -dijo- la tarea esencial de una auténtica educación (…) no es simplemente la transmisión de conocimientos, por muy esencial que sea, sino también la de dar forma a los corazones. Hay una necesidad constante de equilibrar el rigor intelectual en la comunicación (…) de la riqueza de la fe de la Iglesia con la formación de los jóvenes en el amor de Dios, la praxis de la moral cristiana y la vida sacramental, y no menos importante, del cultivo de la oración personal y litúrgica”.

Por eso, la cuestión de la identidad católica, también en ámbito universitario, “implica mucho más que la enseñanza de la religión o la mera presencia de una capellanía en el campus. A menudo, da la impresión de que las escuelas y colegios católicos no han logrado que los estudiantes se reapropien de su fe haciéndola parte de los emocionantes descubrimientos intelectuales que marcan la experiencia de la educación superior. El hecho de que tantos nuevos estudiantes se sientan disociados de la familia, la escuela y los sistemas de ayuda comunitaria que antes facilitaban la transmisión de la fe, debe impulsar a las instituciones católicas de enseñanza a crear nuevas y eficaces redes de apoyo

En todos los aspectos de su educación, subrayó el Santo Padre “los estudiantes deben ser alentados a articular una visión de la armonía entre fe y razón, capaz de guiarles a lo largo de toda la vida en la búsqueda del conocimiento y la virtud . En efecto, la fe por su propia naturaleza, exige una conversión constante y universal a la plenitud de la verdad revelada en Cristo (…) El compromiso cristiano con la enseñanza, que hizo nacer las universidades medievales, estaba basado en la convicción de que el único Dios, como fuente de toda verdad y bondad, es también fuente del deseo apasionado del intelecto por saber y del anhelo de la voluntad de realizarse en el amor”.

Sólo desde este punto de vista podemos apreciar la contribución distintiva de la educación católica, comprometida en una ‘diaconía de la verdad’ e inspirada por una caridad intelectual, que sabe que transmitir la verdad es, en última instancia, un acto de amor. Una fe que reconoce la unidad esencial de todo el conocimiento, ofrece un baluarte contra la alienación y la fragmentación que derivan de un uso de la razón separado de la búsqueda de la verdad y la virtud. En este sentido, las instituciones católicas tienen un papel específico que desempeñar para ayudar a superar la crisis actual de las universidades”.

Mostrar a tus contactos de XING

martes, 7 de febrero de 2012

Los anti excelentes

Por Luis Alemany
Fuente: El Mundo, 7 de enero de 2012

Dice Wert que el problema de España empezó el día en que nos burlamos del empollón de clase. Un filósofo, un sociólogo y un escritor retoman la idea.

Si el lector es español, seguro que recuerda esta escena: los años del bachillerato, una clase de inglés, un alumno que se esfuerza por pronunciar bien. Sus compañeros le toman el pelo por ello. El alumno bienintencionado no volverá a abrir la boca. Después, tanto él como sus colegas se pasarán media vida adulta tratando de adecentar el inglés que no aprendieron en el instituto.A ese tipo de historias, seguramente, se refería el pasado domingo el ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, en la entrevista que concedió a EL MUNDO. "La cultura anti empollón genera mediocridad", dijo el ministro. Y aunque sus palabras se dirigían hacia el terreno de la Educación, hay quien piensa que, en realidad, existe un afán de anti excelencia en toda la cultura española. Un sociólogo, un novelista y profesor universitario y un filósofo responden.

La buena vida

César García, profesor universitario en el estado de Washington es el autor del ensayo 'American psique', que, entre otras cosas, habla de la falta de una cultura de la meritocracia en España. De modo que el asunto le toca: "En España suele establecerse una oposición entre lo que significa vivir la buena vida y ser excelente en lo que uno hace, como si fueran cosas incompatibles. Muchos españoles justifican la ausencia de éxito académico o profesional en sus vidas como una elección personal en la que la inteligencia verdadera está del lado del que, como ellos, ha optado por no sacrificarse demasiado"."Donde más aprecio esta actitud", continúa García en un correo electrónico, "es en la ausencia de reconocimiento al trabajo bien hecho que se da tanto en las instituciones educativas como en todo tipo de organizaciones. En la escuela de mi hijo, pública, se realiza una entrega de premios todos los meses a los mejores alumnos. El concepto de excelencia también es abierto, puede ser que el alumno reciba el premio por haber sido un gran estudiante pero también por haber demostrado ser una buena persona con sus acciones. Lo moral y lo académico van de la mano"."En las empresas también se nota mucho. La competencia entre empleados para lograr premios o bonus (muy frecuentes en las empresas americanas) se percibe como algo positivo y nunca como un juego de suma cero o en demérito de los otros que no lo han logrado. Eso, por supuesto, no significa que no haya casos de envidia; los americanos tampoco son perfectos".

Democracia mal entendida

El filósofo Aurelio Arteta, catedrático de Filosofía Política y Moral de la Universidad del País Vasco también tiene un ensayo reciente que tiene que ver con la pereza intelectual: 'Tantos tontos tópicos'. Su respuesta también llega por correo electrónico: "Me extrañaría mucho que, para hacerse un hueco en el mercado de cualquier producto (salvo quizá en ciertas áreas del arte o de la música presentes), sirviera una cultura de la anti-excelencia. Sólo sirve la excelencia, sea para vender automóviles o chupa-chups. En términos de Marx, también el valor de uso condiciona el valor de cambio. Otra cosa puede ocurrir en la factoría educativa en todos sus grados, que produce titulados"."Aquí es donde aparece la figura del anti-empollón", continúa Arteta, "que corresponde a los más débiles o a los más tontos de clase. Estos no hacen más que seguir la principal pasión democrática: todos debemos ser iguales, que nadie sobresalga porque nos humilla, hay que someterse al grupo. Por tanto, el que estudia y saca buenas notas será un empollón, no un tipo inteligente, apasionado o trabajador. Estos últimos, además de cumplir su afición o su deber sin avergonzarse, saben que necesitan un buen expediente para obtener la beca que les permita seguir estudiando".

Y en la cultura

Llamada telefónica a Antonio Orejudo, novelista y profesor de Literatura en la Universidad de Almería. Su última novela, 'Un momento de descanso', habla de las miserias intelectuales de la universidad en España y en Estados Unidos, donde Orejudo fue profesor en un par de 'colleges'. "Es verdad que en España no existe una cultura del mérito. No sobresale el que es inteligente y se esfuerza. Eso lo veo en la universidad igual que en el mundo de la cultura, donde hay grandes talentos esquinados y autores increíblemente sobredimensionados".En 'Un momento de descanso', por ejemplo, aparece retratada una oposición universitaria que empieza por ser un delirio y termina en una escena de tortura bastante 'gore': "En la universidad, el método de las oposiciones es el gran ejemplo de esto. No se elige por méritos sino por camadas. Y sí, supongo que hay una línea que lleva desde el empollón al que acosan en el colegio hasta el catedrático mediocre". ¿Y en Estados Unidos? "La enseñanza universitaria en Estados Unidos tiene otros problemas. Pero ése, no; ojalá fuéramos tan escrupulosos como ellos a la hora de premiar el mérito. El propio sistema hace imposible llenar un departamento de discípulos y amiguetes... Entre otras cosas, porque les va la supervivencia financiera en ello".

El 'nerd'

César García continúa por esa línea: "En la vida americana, el equivalente del empollón seria el 'nerd', un término estereotipado que se utiliza para el chico que obtiene buenos resultados académicos pero quizás es un inadaptado social o poco agraciado físicamente. Sin embargo, en Estados Unidos la expectativa de la gente es que, en último término, el mundo será de los 'nerds' y que estos pueden acabar siendo 'cool'. Ahí tienes los ejemplos de Obama o Bill Gates. En España, el ejemplo del empollón es Mariano Rajoy, denigrado con frecuencia por ser 'un registrador de la propiedad'". Entonces, ¿cuál es el problema? "A mi me parece que la existencia de esta cultura de la anti-excelencia tiene que ver con factores culturales antropológicos y también, digamos, de la cultura política", explica García. "Respecto a los primeros, yo diría que surge como salvaguarda del individuo en una cultura que tiene aversión al riesgo y donde falta confianza entre las personas. Ser excelente, en el fondo, implica asumir algún tipo de riesgo a cambio de una recompensa que puede llegar o no de la misma forma que requiere de un reconocimiento de otros individuos ya que la excelencia tiene un componente subjetivo. Buscar la excelencia supone asumir riesgos y poner a prueba la frágil confianza que tenemos en el juicio de los demás, lo cual en nuestra cultura se antoja complicado. También pienso", concluye García, "que el igualitarismo propio del pensamiento socialdemócrata español, que ha hecho creer a la gente que la igualdad es un fin en sí mismo y no un punto de partida para que las personas, las cuales no son iguales ni mucho menos, cultiven y desarrollen sus capacidades y, si es preciso, marquen diferencias. Curiosamente, en el deporte sí admitimos la diferencia".

Mostrar a tus contactos de XING

sábado, 25 de junio de 2011

La libertad de educación (y otras) en peligro

La dictadura de la ideología de género mantiene su programa contra viento y marea, a pesar de la crisis, de todas las advertencias, de todos los flagrantes atropellos. Ahora es la llamada "ley de igualdad", en fase de proyecto, un auténtico atentado a la libertad y, en el fondo, a la auténtica igualdad.

He aquí unos cuantos enlaces a artículos que arrojan luz sobre esta cuestión desde variadas perspectivas.

Artículo de Juan Manuel de Prada en ABC. Sobre la ley de igualdad y el derecho al sostenimiento con fondos públicos de los centros de Educación Diferenciada.

Columna de Paco Sánchez en su blog VAGÓN-BAR sobre la exclusión de los centros de Educación Diferenciada de la financiación pública.

El gobierno tendrá que modificar la LOE. El gobierno sigue su “guerra” contra la Educación Diferenciada.

15 razones contra la Ley de Igualdad de Trato.
La Ley de Igualdad de trato y no discriminación prevé su aplicación en todos los ámbitos de la vida política, económica, cultural y social y singularmente en el empleo, el trabajo, la educación, la salud y los servicios sociales, el acceso a bienes y servicios, incluida la vivienda, la participación social o política y los medios de comunicación.

Mostrar a tus contactos de XING

lunes, 11 de abril de 2011

El crucifijo puede estar en la escuela pública

Con bastante retraso, debido a tantos jaleos en los que estoy metido, enlazo ahora con la noticia de la importante Sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, porque es, sencillamente, un espaldarazo jurídico a la libertad. Para esto, escojo el análisis de Rafael Serrano que ha distribuido la agencia de noticias ACEPRENSA.

Las escuelas públicas italianas pueden seguir exhibiendo el crucifijo en las aulas, sin menoscabo de la libertad religiosa y de pensamiento de los no cristianos, ni de la neutralidad del Estado en materia de religión y creencias. Tal es el juicio definitivo e inapelable del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), con sede en Estrasburgo, competente en los casos relativos al Convenio Europeo de Derechos Humanos, del que son signatarios los países miembros del Consejo de Europa.
Leer el artículo completo

Mostrar a tus contactos de XING

viernes, 1 de abril de 2011

El difícil punto medio

No es escritora de mis preferencias, de hecho, casi nunca leo lo que escribe; pero esta vez he tenido premio, por ceder a la curiosidad. Muy bien escrito, muy bien descrito y muy bien razonado, a mi entender: un poco de sentido común en este mundo de locos. Los destacados -y la foto- son míos.

Por Carmen Posadas, en XLSemanal del 13 al 19 de marzo de 2011

Mientras escribo estas líneas, se está debatiendo en Cataluña si es correcto o no ir desnudo por la calle. Primero pensé que el debate consistía en dilucidar si era conveniente regular cierta forma de vestir, como ir por la ciudad sin camisa o en biquini. Pero no. Se trata de una moción presentada por una asociación nudista para que se permita ir en pelota picada. «Es nuestro derecho y vuestra obligación», oigo decir en la tele a un señor muy enfadado -y temerario- porque, para dejar clara su condición, se hace entrevistar en bolas en la calle en plena ola de frío. Con «vuestra» imagino que se refiere a la obligación de todos nosotros, de la sociedad, del resto de los ciudadanos imbéciles y trogloditas que no respetamos sus deseos. «Es lo más natural», dice, al tiempo que se rasca los bajos, supongo que para demostrar que, en efecto, él es supernatural. Por lo visto, la polémica está siendo acalorada porque ¿cómo se nos ocurre coartar la libertad de este colectivo? ¿Acaso no tienen ellos derecho a ir como se les antoje? ¿Quién puede prohibir que cada cual haga lo que le dé la gana? A mí lo que más me sorprende de esta polémica no es que los nudistas reclamen airadamente su derecho a ir en bolas por la ciudad, sino que sus argumentos sean aplaudidos por los mismos que quieren prohibir tantas otras cosas: fumar, ir a los toros, educar a los niños en colegios no-mixtos o en la lengua de elección de los padres... Por lo visto, el argumento de «¿acaso no tiene cada uno derecho a hacer lo que le dé la gana?» sirve para unos, pero no para otros. Y lo mismo ocurre con la premisa de «prohibido prohibir». No se puede prohibir todo aquello que atente contra los derechos de algunos colectivos minoritarios, pero sí contra los de otros amplios como los fumadores (el 30 por ciento de la población), los taurinos (calculo que al menos otro 30 o 40 por ciento) o el de padres que desean poder elegir el tipo de educación que prefieren dar a sus hijos, cuyos porcentajes desconozco, pero calculo rayanos al cien por ciento.

Nunca me he considerado una persona conservadora, pero a base de tanta pseudoprogresía papanatas van a acabar por convertirme en carca. Porque lo que peor llevo de todo este asunto de lo que hay que prohibir y lo que hay que permitir es la falta absoluta de sentido común, la inveterada costumbre de desconocer las virtudes del punto medio. No son difíciles de comprender las razones por las que se ha producido este fenómeno. Se trata de una tardía resaca de lo que fueron las prohibiciones del franquismo. Todo lo que entonces estaba reprimido ha de ser permitido e incluso convertirse en norma. Naturalmente, hay cosas que es lógico que se permitan, pero según y cómo. Por supuesto nadie puede prohibir a alguien ir desnudo por su casa, por ejemplo, ni en los clubs y playas dedicados a tal efecto, pero también aquellos a los que no les gusta esa práctica tendrán algún derecho, digo yo. Derecho a que sus hijos no se encuentren con tipos en bolas en los parques junto a los columpios o el tobogán. Porque ¿nadie ha pensado, por ejemplo, que tal vez a algún pederasta se le pueda ocurrir la «imaginativa» idea de decir que es naturista para acercarse a los niños? Son cosas tan evidentes que da sonrojo tener que escribirlas, pero esta pseudoprogresía que nos infesta no solo es cerril, sino también bastante incongruente. Y es que me apuesto la cabeza a que, si se les hiciese la pregunta de otra manera, ellos serían los primeros en confesarse defensores de preservar ciertos espacios reservados a los niños. Que quede bien claro que no estoy diciendo que los nudistas «ataquen» a criaturas ni nada por el estilo, faltaba más. Lo que digo es que cada cosa tiene su lugar y cada derecho acaba donde empieza el del prójimo. Se trata de algo tan simple y a veces tan extremadamente difícil de entender y de alcanzar como el punto medio.


Mostrar a tus contactos de XING

jueves, 27 de enero de 2011

A vueltas con el Crucifijo del Instituto de Zújar

Ya saben, y si no, se lo resumo: dos profesores del Instituto de Zújar (Granada) presionaron hace unos días a una compañera de departamento, profesora de religión, para que retirara símbolos religiosos (un crucifijo y una imagen de la Virgen -regalo de otros profesores-) de la sala de dicho departamento.

Desde entonces, declaraciones de unos y otros y apoyos a unos y a otros. En medio, la delegada de educación asegurando que sería el Consejo Escolar del IES el que decidiría.

Pero ayer fue la cacicada: reunido el Consejo Escolar, el director interino del centro manifiesta haber recibido de la delegada le había enviado órdenes expresas indicándole que hay una normativa que impide los símbolos religiosos en los centros educativos y que no hay más que hablar. Luego reconoció que la orden no la tenía por escrito, sino que la había recibido oralmente del inspector.

Resulta que la delegada se había amparado en declaraciones anteriores en un supuesto acuerdo del Consejo Escolar, cuando no era posible, ya que este no se reunió hasta ayer y no llegó a tratar del asunto por las órdenes taxativas suyas.

Además, las tales normativas no existen, no son más que las típicas arbitrariedades dictatoriales de un laicismo integrista que nos gobierna con nuestro dinero.

Sobre la presencia de símbolos religiosos en las escuelas hay mucho que decir, y en algún artículo espero exponer mi pensamiento algún día. De entrada, no estoy ni a favor ni en contra; estoy más bien a favor de la libertad. Lo que me irrita es el abuso de poder, la mentira y la estupidez, más cuando proviene de funcionarios a los que pago para que nos faciliten la vida, y no para que nos fastidien (por no decir otra cosa más expresiva).

Por último, el colmo del despropósito es cómo da la noticia según qué prensa, algunos de cuyos periodistas parecen haber estudiado en Cuba y hecho un máster en Pravda. Para comprobarlo, les sugiero comparar la noticia de hoy en Ideal Granada: Educación impide votar sobre los símbolos religiosos al consejo escolar, con la delirante de Granada Hoy: La comunidad del IES de Zújar respalda la retirada de los símbolos religiosos. Los mismos titulares son significativos de los dos mundos que puede pisar el periodismo.
Mostrar a tus contactos de XING

viernes, 4 de junio de 2010

Conexión entre el adoctrinamiento escolar, la ideología de género y la expulsión de los crucifijos

Grégor Puppinck, director del ECJL, lo ha resaltado en un desayuno de trabajo organizado por Profesionales por la Ética.


REDACCIÓN HO.- Esta mañana ha tenido lugar en Madrid un desayuno de trabajo sobre el tema Las religiones ¿fuera de la ciudadanía europea? Organizado por Profesionales por la Ética, el acto ha contado con la presencia de Grégor Puppinck, director del ECJL (European Center for Law and Justice), una entidad cuya sede principal se encuentra en Estrasburgo y que tiene como objeto salvaguardar y proteger los derechos humanos y las libertades civiles.

Puppinck ha acudido a España para intervenir como experto en la Reunión de Alto Nivel sobre La libertad religiosa en las sociedades democráticas organizada por el Gobierno español esta misma semana en Córdoba.

Para Puppinck, la discusión de fondo de la reunión de Córdoba era la presencia del Islam en Europa y su futuro. En su opinión, ha prevalecido una tendencia a favorecer el Islam. Sobre el futuro de la sociedad europea, el director del ECJL ha indicado que existe una corriente secularista que evita toda referencia religiosa en nombre de la tolerancia y el pluralismo, pero que pretende alianzas con el Islam:

En Córdoba he percibido que la cuestión de las religiones se plantea en términos de conflicto, de reivindicación de derechos de una minoría frente a una mayoría pero no hay un interés por buscar soluciones ni en buscar el bien común”.

En materia de libertad religiosa, Puppinck ha explicado que el ECJL colabora en el procedimiento jurídico seguido ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) sobre la presencia del crucifijo en un centro público italiano:

Este tema es de enorme trascendencia porque el Tribunal de Estrasburgo ha considerado que la presencia del crucifijo afecta a la educación y a la libertad”.

Para Puppinck, la reciente detención de un clérigo anglicano en Reino Unido, por predicar que la práctica de las relaciones homosexuales es un pecado, tiene mucho que ver con la expulsión de los crucifijos o con la Educación para la Ciudadanía en España.

El ECJL asesora a Profesionales por la Ética en la demanda presentada el pasado 19 de marzo por más de 100 padres objetores ante el TEDH en materia de objeción a Educación para la Ciudadanía. Este procedimiento es seguido con el máximo interés por la entidad dirigida por Puppinck, quien asegura que “en la objeción a esta asignatura está muy claramente en juego la libertad de los padres”.

También ha reconocido que el TEDH no está dando las mismas respuestas para defender los derechos y la libertad de todos los padres, como quedó patente en la demanda de la madre italiana a quien molestaba la presencia del crucifijo en el aula de su hijo:

La Corte de Estrasburgo está más preocupada por que la formación sea plural, democrática y tolerante. La educación de los hijos es un derecho natural de los padres que en Europa está siendo restringido”.

Puppicnk ha explicado que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos está trabajando para dar soporte a lo que se ha llamado “nuevos derechos”. Para esta tarea cuenta con el respaldo de otras instituciones europeas, como el propio Consejo de Europa, que propone un nuevo modelo de sociedad no basado en los derechos naturales de la persona sino en una libertad tolerante. En este sentido, ha recordado que el pasado mes de enero la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa aprobó una recomendación para promover en los distintos estados europeos los “derechos” de los colectivos de homosexuales, como el matrimonio o la adopción por parte de parejas formadas por personas del mismo sexo:

Estamos ante la imposición de una ideología frente a la que se prohíbe discrepar. La realidad de la familia natural y los derechos de los niños quedan sometidos al deseo de los colectivos homosexuales. Existe un proceso de reingeniería social diseñado y dirigido por minorías influyentes muy alejadas de la realidad que quiere hacer prevalecer una libertad sin límites por encima de la naturaleza humana. Se ha tomado una decisión de crear nuevos derechos y además, cambiar la naturaleza humana. El debate es antropológico, no sólo jurídico. Es una lucha sobre la naturaleza de la persona y sus derechos frente al Estado”.

La respuesta implica al ámbito jurídico pero también al intelectual y al político. Se trata de explicar ideas y salvaguardar espacios de libertad para los cristianos:

Es importante llevar al ámbito internacional la defensa de la libertad religiosa y de conciencia porque en los diferentes países estos asuntos a menudo están condicionados por la confrontación política interna y no se resuelven”.

Por último, Puppinck ha expuesto algunos síntomas positivos ante la ofensiva laicista en el ámbito jurídico y político: Europa del Este tiene menos complejos que la Europa occidental a la hora de afirmar su identidad cristiana y está avanzando. Tras destacar que, en el procedimiento jurídico sobre el crucifijo, Rusia está apoyando al Estado italiano para defender la presencia pública del símbolo cristiano por excelencia, se ha referido a la fe como “ventaja” de los cristianos:

Sólo desde la fe es posible entenderse sobre la naturaleza humana. Los cristianos tenemos una enorme ventaja sobre las imposiciones ideológicas: nuestro compromiso con la realidad”.

Ver vídeo

miércoles, 30 de septiembre de 2009

La libertad religiosa exige la enseñanza de la religión en la escuela

El respeto de la libertad religiosa exige que los alumnos de las escuelas públicas y privadas puedan recibir voluntariamente una enseñanza de la religión en coherencia con su fe. Esta es la postura que mantiene la Santa Sede en una Carta circular de la Congregación para la Educación Católica que, con motivo del inicio del curso escolar en el hemisferio Norte, está siendo distribuida a los obispos.

Firmado por Aceprensa, 9 Septiembre 2009

Aunque la enseñanza de la religión está presente en las escuelas de la mayoría de los países, la Carta reconoce que hoy “se ha convertido en objeto de debate y en algunos casos de nuevas normativas civiles, que tienden a reemplazarla por una enseñanza del hecho religioso de naturaleza multiconfesional o por una enseñanza de ética y cultura religiosa, incluso en contraste con las elecciones y la orientación educativa que los padres y la Iglesia quieren dar a la formación de las nuevas generaciones”.

Un elemento esencial para la formación

Ante estas controversias, la Carta mantiene que “la enseñanza de la religión en la escuela constituye una exigencia de la concepción antropológica abierta a la dimensión trascendente del ser humano: es un aspecto del derecho a la educación. Sin esta materia, los alumnos estarían privados de un elemento esencial para su formación y para su desarrollo personal, que les ayuda a alcanzar una armonía vital entre fe y cultura.

La Carta defiende que en una sociedad pluralista este derecho supone que los padres puedan escoger para sus hijos una enseñanza religiosa coherente con su fe, y no solo una mera exposición del hecho religioso. “En una sociedad pluralista, el derecho a la libertad religiosa exige que se asegure la presencia de la enseñanza de la religión en la escuela y, a la vez, la garantía que tal enseñanza sea conforme a las convicciones de los padres”, dice el documento.

El Concilio Vaticano II recuerda que: “[A los padres] corresponde el derecho de determinar la forma de educación religiosa que se ha de dar a sus hijos, según sus propias convicciones religiosas”, y que se violan esos derechos “si se impone un único sistema de educación del que se excluye totalmente la formación religiosa”.

Esta afirmación encuentra correspondencia en el artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, según el cual “los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos”.

En cambio, “la marginación de la enseñanza de la religión en la escuela equivale, al menos en la práctica, a asumir una posición ideológica que puede inducir al error o producir un daño en los alumnos. Además, se podría crear también confusión o engendrar relativismo o indiferentismo religioso si la enseñanza de la religión fuera limitada a una exposición de las distintas religiones, en un modo comparativo y neutral”.

En el caso de las escuelas católicas, la enseñanza de la religión es “característica irrenunciable de su proyecto educativo”. “También en ellas –advierte la Carta– debe ser respetada la libertad religiosa de los alumnos no católicos y de sus padres”. La Iglesia tiene el derecho-deber de enseñar públicamente la fe, pero teniendo en cuenta que “en la divulgación de la fe religiosa y en la introducción de costumbres hay que abstenerse siempre de cualquier clase de actos que puedan tener sabor a coacción o a persuasión deshonesta o menos recta”.

Diferente de la catequesis

Frente a los que dicen que la enseñanza de la religión debe hacerse en el marco de la parroquia y de la familia, la Carta distingue: “La enseñanza de la religión es diferente y complementaria a la catequesis, en cuanto es una enseñanza escolar que no solicita la adhesión de fe, pero transmite los conocimientos sobre la identidad del cristianismo y de la vida cristiana”.

Por eso, constituye una auténtica disciplina escolar para los que la estudian: “La especificidad de esta enseñanza no disminuye su naturaleza de disciplina académica; al contrario, el mantenimiento de ese estatus es una condición de eficacia: es necesario que la enseñanza religiosa escolar aparezca como disciplina escolar, con la misma exigencia de sistematicidad y rigor que las demás materias”.

En esta materia escolar, “corresponde a la Iglesia establecer los contenidos auténticos de la enseñanza de la religión católica en la escuela, que garantiza, ante a los padres y los mismos alumnos la autenticidad de la enseñanza que se transmite como católica”. La iglesia reivindica esta competencia “independientemente de la naturaleza de la escuela (estatal o no estatal, católica o no católica) donde viene impartida”.

miércoles, 6 de agosto de 2008

¿A qué objetamos?

Al señor Secretario General de FETE-UGT-RIOJA (sindicato socialista), no le han gustado las últimas resoluciones judiciales que amparan a los padres que defienden su derecho a educar a sus hijos frente a la imposición estatal de la asignatura Educación para la Ciudadanía. Pedro Trevijano, en La Rioja, le contesta con más sencillez, acierto y comedimiento de los que yo sería capaz:

En tono irónico, pero claramente polémico, don Luis Dorado en la Tribuna del día de Santiago critica a quienes no piensan como él. No creo que por ello le extrañe que le replique.

Ante todo la objeción de conciencia es un derecho humano fundamental, como parte de la libertad de conciencia, derecho reconocido en nuestra Constitución y en la Declaración de Derechos Humanos, como se ha enseñado ya innumerables veces. En cuanto al resto le diré que mis profesores en el Seminario, hace ya unos cincuenta años, no eran creacionistas sino evolucionistas. En 1968 empecé a dar clases de educación sexual. Por supuesto con diapositivas, y enseñando que la sexualidad debe estar al servicio del amor. Pienso que la fe es racional, y que no hay oposición entre fe y razón, como insiste Benedicto XVI. En Historia, la Revolución Francesa dio el gran paso de la igualdad de todos ante la ley, pero uno de sus períodos se llama nada menos que ‘El Terror’. Supongo que será por algo. En cuanto a la Revolución comunista, nadie, ni siquiera los nazis, han matado tanta gente como los comunistas. Eso sí, a lo largo de todo el siglo XX y en muchos países. La última gran matanza fue en Camboya, a la vez que Pinochet, con un millón setecientos mil muertos. Sobre la guerra civil, hace mucho que me propuse echar sobre sus rescoldos sólo agua, nunca gasolina. Los países que siguieron las ideas de Marx lo han pagado muy, pero que muy caro, con un Muro de Berlín que ciertamente impresionaba. Sobre la Filosofía, ¿quién quiere quitar la Metafísica de nuestro Bachiller? En cuanto al Griego y al Latín, ¿me puede Vd. indicar gracias a quién, sino los monjes, han llegado a nosotros los autores griegos y latinos? Y sobre el Arte, ¿tiene en Europa el arte religioso alguna importancia? Muchas gracias. Creo que por hoy es suficiente.

martes, 6 de mayo de 2008

Una ‘ilícita invasión’ del Gobierno

Por Justino Sinova, publicado en El Mundo, edición impresa, el 3 de mayo de 2008

La última sentencia judicial sobre la asignatura Educación para la Ciudadanía condena las medidas invasivas del Gobierno, su afán por imponer asuntos que no le competen, su maniobra de limitar, para ello, libertades y derechos individuales. El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ha sentenciado que parte de esa asignatura inventada por el Gobierno Zapatero vulnera el principio de neutralidad ideológica a que están obligados los poderes públicos e invade de forma ilícita los campos de la moral, de la ética y del Derecho.

El Gobierno socialista ha realizado un acto contrario al espíritu democrático -al disponer una imposición que lesiona el valor del pluralismo-, de los más rechazables -al violentar el ámbito de la educación de los niños- y de los más dolorosos -al lesionar el derecho fundamental a las libertades ideológica y de enseñanza-.

Desde que el Gobierno diseñó la asignatura se advirtió el riesgo y surgieron razonables voces de alarma ante el intento de entrar con argumentos partidarios en el ámbito de la educación. Las sospechas se confirmaron cuando se conoció mejor el propósito gubernamental. Y se dispararon las alarmas cuando ese afán se plasmó en textos escolares, algunos de los cuales resultaron ser reflejo de ideologías tan antiguas como el totalitarismo (aquí dejamos alguna constancia de ello).
El que muchos padres denunciaran la invasión política y el que en diversos lugares de España empezaran a surgir objeciones formales a la asignatura eran reacciones lógicas de protesta, además de una sana resistencia contra la injusticia. Como se ha ido comprobando, Educación para la Ciudadanía es una asignatura ideológica concebida para formar a los niños en propuestas de la ideología gobernante, a la que se quiere instalar por esa incidencia coyuntural en ideología dominante.

Esta pretensión arbitraria es tenida en cuenta por el Tribunal Superior de Andalucía cuando argumenta que «la instrucción de los niños y jóvenes no puede estar orientada ideológicamente por el Estado». Esta afirmación es definitoria del problema: un Tribunal se ve en el deber de recordarle al Gobierno lo que es esencial en el sistema democrático y que está recogido en nuestra Constitución de 1978, o sea, el ya citado valor superior del pluralismo, además de la libertad ideológica consagrada en el artículo 16 y de la libertad de enseñanza del 27, en el que se subraya que la educación habrá de respetar «los derechos y libertades fundamentales».
Ante la pretensión asaltante del Gobierno hay que recordar el maltrato con que distingue a otra asignatura que los padres en su mayoría quieren para sus hijos, la de Religión, que desprecia al no hacerla computable para la calificación final del alumno. En este caso, el Gobierno se burla del 84,5% de los padres de alumnos de Infantil y Primaria que piden para sus hijos la Religión, en aplastante mayoría católica. Han leído bien, el 84,5 %, porcentaje que desciende en los niveles superiores -ESO y Bachillerato-, pero que en la media total queda en el 75,7%.

Tres cuartas partes de los alumnos piden la asignatura de Religión, pero el Gobierno la considera de segunda división para el currículo; al tiempo, impone la de Educación para la Ciudadanía, que hace obligatoria y computable a todos los efectos, o sea, un trágala. Ante tamaña coerción, se justifica la objeción que va extendiéndose por España. Los Gobiernos están para resolver los problemas de los ciudadanos, no para creárselos ni mucho menos para imponerles lo que deben pensar. Estamos aquí ante una batalla por la libertad que merece la pena, una batalla necesaria por uno de los bienes más preciados de la persona, al que no podemos ni debemos renunciar.

domingo, 20 de abril de 2008

Jueces y objeción de conciencia ante Educación para la Ciudadanía

Por JOSÉ ANTONIO DÍEZ, en Ideal (Jaén), 16 de abril de 2008

NO hace mucho, un conocido profesor universitario vaticinaba que en los próximos años habría un auténtico ‘big bang’ de objeciones de conciencia. En España los hechos parecen darle la razón, y ¿de qué modo!

En los últimos meses, tres Tribunales Superiores (los de Asturias, Cataluña y Andalucía), han dictado sentencias contradictorias sobre recursos presentados por objetores a la polémica asignatura. Empleando un símil deportivo, se podría decir que el resultado provisional es de 2 a 1, a favor de quienes sostienen que la obligación de cursar Ciudadanía no excluye a ningún alumno.

El hecho en sí, no debería, sin embargo, resultar demasiado extraño, pues responde a la lógica judicial de asimilación gradual del reconocimiento o la extensión de derechos que presentan aspectos novedosos en algunas de sus facetas. No se trata de un fenómeno nuevo en la historia de la jurisprudencia: las leyes contra la esclavitud, las leyes antirraciales, el reconocimiento de los derechos de la mujer, las que protegen la intimidad de los ciudadanos, etc., se han abierto paso poco a poco y, tantas veces, en medio de dificultades y luchas. En general, el Derecho se suele mover más lento que las transformaciones sociales, y no siempre por un prurito de conservadurismo, sino por prudencia jurídica: la aceptación o la extensión de los derechos individuales, requiere un periodo de decantación hasta garantizar que su reconocimiento general no perjudique a valores como la igualdad ante la ley y la seguridad jurídica.

Volviendo al tema de la objeción de conciencia, nadie niega que el único supuesto regulado en la ley española es el de la objeción al servicio militar. Pero la ley, como cualquier jurista sabe, no es la única fuente del Derecho: también lo son -y de modo singular, en el terreno de los derechos humanos- las decisiones judiciales, los Convenios internacionales, etc. Precisamente, el reconocimiento de la objeción de conciencia en nuestro ordenamiento jurídico ha venido de la mano de los Tribunales: sucedió primero con los médicos y enfermeras, después con algunos funcionarios públicos y, en fecha reciente, con los farmacéuticos.

Cierto es que, hasta ahora, no existían pronunciamientos judiciales sobre un hipotético derecho a la objeción de conciencia en materia educativa; y la razón es bien sencilla: hasta la implantación de Educación para la Ciudadanía, nadie se había inquietado por la impartición obligatoria de una asignatura que -al menos para muchos- autoriza al Estado a interferir en el derecho constitucional de los padres de elegir para sus la educación ética y religiosa más acorde a sus convicciones, desde una postura ideológica determinada y dudosamente compartida por importantes sectores de la sociedad.

Los Tribunales Superiores de Cataluña y Asturias coinciden en dos puntos: el rechazo a ampararse en la objeción de conciencia para no cursar la asignatura, y la falta de pruebas para impugnarla, por no considerarla contraria al derecho a la libertad ideológica y de conciencia. No entran a analizar los contenidos y, en el caso, asturiano se da la paradoja de que, después de reconocer la posibilidad de la objeción de conciencia, y hablar de las posibles reticencias de los padres, se limita a reproducir los principios inspiradores de los Decretos que regulan EpC y, concluir que, de reconocerse un derecho genérico a la objeción de conciencia, sólo podría invocarse en la enseñanza práctica de la asignatura, en las clases. Hasta ahí las coincidencias.

El Tribunal catalán va más lejos: no se para en distinciones y concluye que la Constitución no reconoce (a los padres) «el derecho a imponer a la Administración educativa la exención de asignaturas obligatorias para sus hijos».

De modo bien distinto juzga el problema el TSJ de Andalucía, cuando indica que la falta «de reconocimiento legislativo de la objeción, no puede impedir su objetivo cuando están en juego derechos fundamentales», y precisamente «en los Reales decretos ( ) que establecen las enseñanzas mínimas, se emplean conceptos de indudable trascendencia ideológica y religiosa, como son ética, conciencia moral y cívica, valoración ética, valores o conflictos sociales y morales. Ante esta situación, es razonable que los demandantes, por razones filosóficas o religiosas que no tienen por qué exponer detalladamente […] pueden estar en desacuerdo con parte de la asignatura, y lógico que soliciten que se excluya de ella a su hijo».

Para el TSJC el único ámbito en que reconoce la ley la o. de c. es del servicio militar (art. 30 CE): «Fuera de dicha previsión no puede eficazmente alegarse las propias creencias o convicciones para imponer la exención al cumplimiento de las obligaciones, deberes, funciones o cargas impuestas por la Constitución o por la Ley. Por lo demás, no observan ni en las leyes nacionales ni en los convenios internacionales ni, por supuesto, en los argumentos de los recurrentes la existencia de un derecho a la exención de deberes generales motivada por la propia conciencia o a su prestación con el contenido o en la forma estimada conforme a las creencias personales».

Sin entrar en algunas incongruencias importantes de las que hace gala la sentencia del TSJC, lo más sintomático, a mi juicio, son los dos modos bien distintos de entender el papel del Estado y el de los ciudadanos en la consecución del interés público, una de las claves de la ‘democracia participativa’ moderna. La cuestión que se ventila aquí tiene consecuencias nada desdeñables: ¿es el ‘interés público’ patrimonio exclusivo del Estado, o bien puede y debe ser compartido con la acción de los ciudadanos?; dicho de otro modo, ¿hay o no unos derechos previos a la existencia del Estado cuya misión será protegerlos y extenderlos a todos los ciudadanos? Entiendo que este es un contexto muy adecuado para enfocar el debate sobre la deseable aspiración de un Estado que quiera implicar en su desarrollo a los simples ciudadanos. La sentencia del TSJA realiza, en este sentido, un análisis, a mi entender especialmente lúcido: «El interés público está en la garantía de los derechos, que al final es lo que justifica la existencia del Estado y sus potestades. Entre estos derechos están la libertad ideológica y religiosa ( ) y el derecho de los padres a que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones ( ). La salvaguarda de estos derechos mediante la objeción de conciencia no pone en peligro el ordenamiento jurídico democrático, simplemente refleja su funcionamiento. En último caso, corresponde al legislador crear instrumentos para hacer compatibles esos derechos con que la enseñanza básica sea obligatoria y gratuita».

Al margen de consideraciones legales y sin la pretensión de sugerir que la razón jurídica tenga que decantarse a favor de una parte, por serias que sean sus motivaciones y vitales los intereses en juego (nada menos que el futuro de sus hijos), sería una grave irresponsabilidad despreciar a esos miles de padres de familia -que rompiendo una larga tradición de pasividad de la gente corriente de este país- se han implicado en una batalla en la que están arriesgando algo tan delicado como el futuro educativo de sus hijos. Conozco desde el inicio el movimiento de objeción de conciencia a EpC y puedo afirmar con rotundidad que no es un movimiento político, sino social, ciudadano, que no encaja en las limitadas categorías políticas al uso (sólo en fechas recientes, con cientos de recursos presentados, algunos representantes del PP han asumido políticamente las reivindicaciones de los objetores). Con una carencia absoluta de medios materiales y económicos han emprendido una lucha de ‘David contra Goliat’, y en menos de un año han alcanzado las 27.000 objeciones, siendo el fenómeno de objeción de conciencia más importante en toda la historia reciente de España, después de la del servicio militar. Este rasgo se está dando con particular agudeza en Andalucía, la Comunidad que más objeciones ha recibido, no sólo porque el currículo de la asignatura en esta Comunidad autónoma tenga más carga ideológica que el de otras, sino porque desde que surgieron las primeras objeciones, la Administración andaluza no ha hecho sino poner dificultades, ocultar datos sobre el número real de objeciones, negarse con razones peregrinas a tramitar la objeciones, inventar trámites legales inexistentes para poner piedras en el camino de los padres objetores, incluso amenazar abiertamente con el suspenso y la imposibilidad de promoción por no cursar ¿una! asignatura, y finalmente, revolverse con extraña virulencia contra la sentencia del TSJA.

Qué pueda decir el Supremo si, ante sentencias contradictorias, se viera precisado a unificar doctrina, es algo difícil de saber, por más que las profecías de algún brillante catedrático de Filosofía del Derecho auguren un negro futuro a los objetores. El problema no es tanto de convicciones éticas o religiosas, aunque sin duda motivan; sino el respeto a un derecho constitucional que es de los padres, no de la escuela, ni del Estado. En cualquier caso, y tratándose de una cuestión que toca directamente a derechos humanos, lo más razonable es que los Tribunales, amparándose en el principio constitucional no interpretar con criterio restrictivo los derechos humanos, se inclinen por la libertad: ‘in dubio, libertas’: en la duda, por la libertad.

domingo, 30 de marzo de 2008

Educación en España

La base del progreso científico continuado es la educación exigente de las generaciones jóvenes

Por Alejandro Llano, en LA GACETA de los Negocios, Domingo 21 de enero de 2007

ESTAMOS perdiendo un tiempo precioso. Mientras los países más avisados apuestan decididamente por invertir en recursos humanos y científicos para la promoción de la sociedad del saber, nuestro país se pierde en polémicas ideológicas y territoriales que agudizan los problemas ya planteados en lugar de resolverlos. La propia vida política padece aquí una sobrecarga de pasión y un déficit de racionalidad. Es cierto que en España, un país empobrecido desde hace más de dos siglos, casi nunca ha medrado la ciencia. Pero hoy día disponemos por fin de los recursos económicos que permitirían encaminarnos decididamente por el sendero de la educación seria y de la investigación avanzada.

La base del progreso científico continuado es la educación exigente de las generaciones jóvenes. En un proyecto de largo aliento, las disciplinas científicas y humanísticas fundamentales son la baza decisiva. Por el contrario, deben pasar a segundo término las enseñanzas de tipo meramente ornamental o pragmático, sobre las que no es posible basar la creatividad intelectual. El tributo que, en la ordenación escolar española, se está pagando a las modas de la época, a lo políticamente correcto y a las servidumbres ideológicas resulta a todas luces excesivo. En cambio, está disminuyendo hasta desaparecer la atención a las humanidades y a las ciencias teóricas. Lamentablemente, se va haciendo realidad la broma de Julio Camba, cuando decía que él era lo más distinto de un alemán: porque, entre otras particularidades, los alemanes saben matemáticas y griego. “Yo, en cambio, —decía el agudo humorista— tengo una ignorancia enciclopédica con la que confirmo mi españolismo”.

El núcleo de una educación sólida es la formación intelectual, la capacidad de forjar una imagen rigurosa del mundo y de la historia, de alcanzar comprensiones creativas de la naturaleza y del hombre, de dominar un uso penetrante y exacto del lenguaje y de otras formas de expresividad cultural. Pero cuando se van haciendo públicos los nuevos diseños para la enseñanza primaria y secundaria, uno observa perplejo que, a contrapelo de las orientaciones pedagógicas emergentes, en nuestra ordenación educativa aumentan las materias instrumentales y disminuyen las ya magras disciplinas sustantivas.

Advirtamos que lo propio de la sociedad del saber no es que en ella se acumulen numerosos conocimientos: es que se tenga capacidad de innovarlos. No se trata de saber mucho, sino de saber siempre más. Esta posibilidad de progresión es la que, en el plano operativo, constituye la base de la competitividad, la cual no se mueve en la dimensión del espacio, sino en la del tiempo.

Orientar la enseñanza universitaria hacia unas presuntas exigencias del mercado equivale a poner las tejas antes que los cimientos. Porque si algo caracteriza a la economía de libre oferta y demanda es, justamente, su carácter dinámico. El mercado del año 2010 ya no será el de hoy. De manera que el destino de los programadores de nuevas titulaciones y sofisticadas tecnologías didácticas es el propio del que se apresura a correr tras un tren que está punto a de pararse en un andén de la estación, mientras que otro convoy se dispone a salir de una vía distinta.

Es una lástima advertir que, no sólo las carreras de humanidades, sino también las de ciencias teóricas, están siendo abandonadas por los jóvenes estudiantes, al paso que en las titulaciones encaminadas a aplicaciones profesionales concretas, que no siempre ofrecen una formación intelectual armónica, se acumulan unos candidatos que cada vez tendrán más dificultades para encontrar un puesto de trabajo. A la larga, el utilitarismo resulta muy poco práctico, porque se agota en rendimientos inmediatos y no abre perspectivas de largo recorrido.

Tanto el pragmatismo como el emotivismo son tendencias culturales y éticas que revelan planteamientos antropológicos insuficientes. Éste es hoy el caldo de cultivo de no pocos enfoques educativos, tanto públicos como privados, que presentan escasas perspectivas de futuro. La enseñanza de calidad será cada vez más la que apueste por una preparación intelectual exigente, en la que no se tenga miedo al esfuerzo, y se capacite a los jóvenes para acceder con el tiempo a grados y postgrados que ofrezcan una altura comparable a la de los mejores del mundo. También en esto hay que aprender la lección de EEUU: la mayoría de los más prestigiosos programas de doctorado y de máster los cursan predominantemente estudiantes extranjeros, orientales sobre todo, porque los propios norteamericanos no tienen la preparación necesaria para acceder a ellos. Y ya empieza a suceder —yo no lo lamento— que en algunas universidades españolas los alumnos más brillantes son latinoamericanos y asiáticos. Para recoger frutos ganados, hay que hundir el arado en tierras profundas.