pág. 152 Razón para la fe. Carta de Hilaire Belloc a G.K. Chesterton
Tengo por naturaleza una mente escéptica, y también por naturaleza un cuerpo extremadamente sensual. Tan sensual que las virtudes que limitan la sensualidad para mí son sólo frases. Pero tengo por ciertas estas frases y actúo de acuerdo con ellas hasta el punto que puede hacerlo un hombre luchador. Y en cuanto a las dudas del alma, he descubierto que son falsas: un estado de ánimo, no una conclusión. Mi conclusión –y la de todos los hombres que lo hayan visto alguna vez- es la fe. Corporativa, organizada, con personalidad, maestra. Una cosa, no una teoría. Algo.
A ti, que has sido bendecido con un profundo sentimiento religioso, quizá esta afirmación te parezca demasiado seca... Pero tras ella, si salvo mi alma, vendrán en su momento la carne y los huesos: esos que ahora sólo soy capaz de describir y enseñar. Conozco –sin sentimientos (algo extraño en esta relación)- la realidad de la bienaventuranza: la meta de la vida de un católico.
pág. 238 Fe. GKC .-The Well and the Shallows
No podría abandonar la fe sin volver a caer en algo menos pro¬fundo que la fe. No podría dejar de ser católico, a menos que me con¬virtiera en algo más estricto que un católico. El hombre debe reducir su mente para desprenderse de la filosofía universal; todo lo que ha pasado hasta el día de hoy ha ratificado esta convicción; lo que suceda mañana lo volverá a ratificar. Hemos salido de aguas poco profundas y de áridos parajes hacia un pozo profundo; y la verdad está al final de este.
En otro momento, a los escépticos que no habían sabido desentrañar lo más profundo les acusaba de haber hecho un daño inmenso: «Durante cientos de años, la labor del escéptico ha sido muy pa¬recida a la infructuosa ira de un monstruo primitivo: sin ojos y sin cabeza, solo destruye y devora; un enorme gusano que asola un mundo que jamás ha llegado a ver». Aunque expresado en una prosa más poética, este era en esencia el mismo argumento defendido por Arnold Lunn. Era el vuelo desde la razón del mundo moder¬no, el antídoto contra la filosofía perenne de la Iglesia: -
Existe... una influencia que crece de día en día, que nunca menciona en los periódicos ni resulta inteligible a la gente de mente periodística. Se trata del regreso de la filosofía tomista: que es la filosofía del sentido común, en contraste con las paradojas de Kant, de Hegel y del pragmatismo. La religión de Roma es, en sentido estricto, la única religión racionalista.., el regreso de la escolástica es simplemente el re¬greso del hombre juicioso... decir que no hay dolor ni dificultad, ni mal, ni diferencia entre el hombre y la bestia, ni entre una cosa y otra constituye un esfuerzo desesperado por destruir toda experiencia y sentido de la realidad, y la gente estará cada vez mas cansada cuando deje de estar de moda; y buscará de nuevo algo que dé forma a tanto caos y devuelva sus proporciones a la mente humana.
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