martes, 18 de febrero de 2020

Algunas falacias sobre la eutanasia


Hablemos de eutanasia.

Algunas falacias sobre la eutanasia.
Por Francisco de Borja Santamaría en El Comercio, 17 de febrero de 2020
Foto: Ismael MS

El gran salto, lo que provoca rechazo, es que procura positivamente la muerte. No es un ‘ayudar a morir’ aliviando el sufrimiento. Es matar

La legalización de la eutanasia en España ha sido admitida a trámite en el Congreso de los Diputados con un amplio apoyo parlamentario. Los argumentos que se invocan para su aprobación se apoyan, sin embargo, en falacias. Son muchas más, pero me ocuparé sólo de algunas.

Resulta falaz presentar la legalización de la eutanasia como una solución ‘químicamente pura’, que consistiría, simplemente, en respetar la autonomía de la persona y el derecho de cualquier individuo a dejar de vivir cuando lo desee. Legalizar la eutanasia no obliga a nadie a recurrir a ella, se nos dice. Sobre el papel –el papel lo aguanta todo– es así, pero desgraciadamente la legalización de la eutanasia no consiste ‘simplemente’ en respetar la autonomía del individuo. Cuando una sociedad legaliza la eutanasia envía a todos los ciudadanos un mensaje diáfano: «Si tu vida es una carga para ti, para tu entorno o para la sociedad, deberías considerar seriamente la posibilidad de quitarte de en medio. Vivir en ciertas condiciones representa una indecencia». La persona anciana, enferma o impedida pasa, así, a tener que justificar su voluntad de vivir.

El planteamiento de que oponerse a la legalización de la eutanasia representa la imposición de unas ‘creencias’ irracionales de algunos al resto de la sociedad es otro argumento falaz. Según este tópico, la oposición a esta regulación procede de creencias religiosas que unos pocos intentan imponer al conjunto de la sociedad. Las leyes han de articularse sólo con razones (válidas para todos), no con creencias (particulares, por definición). La jugada, hay que reconocerlo, resulta bastante hábil porque demarca torticeramente dos territorios entre los que elegir: el de la razón o el de las creencias (irracionales, claro). Así, pues, no existirían argumentos racionales para oponerse a que una persona quiera quitarse la vida y a que la sociedad se lo facilite. El ‘no matarás’ en esta argumentación se presenta como un principio exclusivamente religioso. O sea, no representa un argumento racionalmente defendible.

Alguien que lea esto podría aducir quizá que la eutanasia no va de matar. Pero, sí. La eutanasia precisamente va de eso, de matar o de ayudar a quitarse la vida. El ‘ayudar a morir’ que se invoca no deja de ser un eufemismo. Éste es precisamente el gran salto de la eutanasia y lo que provoca rechazo: que procura positivamente la muerte. No es un mero ‘dejar morir’ y no caer en el ensañamiento terapéutico, no es un ‘ayudar a morir’ aliviando el sufrimiento. Es matar.

Tiene sentido discutir sobre si el imperativo de no matar admite excepciones o no. Pero sostener de antemano que admitir salvedades a la prohibición de matar es ‘lo racional’, mientras que no admitirlas sólo puede provenir de una creencia religiosa e irracional, resulta tramposo. ¿Por qué es más racional admitir excepciones al ‘no matarás’ que no hacerlo, que es, por otra parte, en lo que se ha sustentado nuestra civilización?

Bueno, se nos dirá, dejémonos que si racionalidad o que si creencias. Lo definitivo, en cualquier caso, es que cada persona pueda elegir cómo morir y que la sociedad no obligue a nadie a vivir contra su voluntad. Ya, pero entonces volvemos a lo dicho más arriba. ¿De verdad que legalizar la eutanasia ‘solo’ consiste en que a nadie se le obligue a vivir contra su voluntad? La realidad real es que para que algunos puedan ejercer su soberana voluntad de morir cómo y cuándo lo deseen, muchos morirán sin haberlo pedido y muchísimos más deberán pedir disculpas por no haber tenido la decencia de quitarse de en medio. Esto es lo que realmente significa legalizar el ‘derecho a morir’.

¿De verdad que no hay otras alternativas más humanitarias?*

-----------------------------------------------------------------

*Nota del editor: sí las hay. Empecemos por hablar de los cuidados paliativos.



No hay comentarios: