martes, 10 de noviembre de 2020

El feminismo contra la "ley trans"

Este blog nació para proponer una laicidad positiva y luchar, con argumentos, contra el laicismo. Sin olvidar este objetivo, la controversia cultural-social y sus derivaciones políticas y legales nos impulsaron a ampliar el objetivo a la argumentación contra la ideología de género

Como se veía venir, parte de la argumentación contra esta ideología de género y sus absurdas consecuencias, viene del feminismo. Es lo que han hecho ocho feministas históricas en una carta dirigida recientemente al Gobierno de mi atribulado país, para debatir el proyecto de la llamada "ley trans". Estas mujeres, que han elevado la misiva al ámbito público para que quien quiera la suscriba en Google Docs, acusan al Ministerio de Igualdad de querer «borrar» a la mujer de la lucha feminista. 

El pasado sábado, en una interesante noticia en mi diario de cabecera, Doménico Chiappe recogía buena parte de la argumentación feminista anti trans, básicamente por desligar y luego confundir sexo y género; es decir, en el fondo, por el motivo principal de los que consideramos la ideología de género como profundamente deshumanizadora. 

"Parece un contrasentido pero, según se desprende de los argumentos de las firmantes, desarrollar la idea de que el género se puede elegir, sin nada más que la voluntad del momento, inicia una peligrosa senda de invisibilización hacia lo que es el «sexo» femenino. 

Diferenciar los conceptos «género» y «sexo» es la primera cuestión que desarrollan Freixas, Ángeles Álvarez, Marina Gilabert, Alicia Miyares, Rosa María Rodríguez Magda, Victoria Sendón de León, Juana Serna y Amelia Valcárcel, algunas de ellas con carrera política en el socialismo. 

La Ley Trans «minimiza» la «opresión para las mujeres, hace el juego a la visión patriarcal y misógina, y perpetúa la opresión», alertan quienes han pedido «una y otra vez» una reunión con la ministra de Igualdad Irene Montero, sin éxito. 

Recomiendan las firmantes evitar la «confusión» de conceptos. El sexo, dicen, es la «realidad biológica constatable», mientras que el género es una «construcción jerárquica de los estereotipos sexuales que ha fundamentado la desigualdad y la opresión». Las feministas explican que ellas no van contra el sexo, que es la naturaleza del cuerpo. Van contra el género, una imposición cultural. Mientras que las leyes Trans, tanto la que abandera Montero, como otras «aprobadas en diversas comunidades autónomas», parecen combatir el sexo." 

A continuación viene uno de esos ejemplos de cómo, cuando subviertes la naturaleza de las cosas y de las personas; aunque sea un poco, se cumple inexorablemente la ley de la pendiente resbaladiza, hasta llegar a situaciones surrealistas. 

"Ante la estrategia de entremezclar a las personas trans con las mujeres, se denuncia la existencia de una «neolengua» que «invisibiliza» y «borra a las mujeres con la excusa de la inclusividad». Empieza por proscribir el uso del vocablo «mujer», sustituido por 'cuerpos feminizados' o 'cuerpos menstruantes'. En ese léxico, se tiene como una «ofensa» hablar de vaginas, reglas y embarazos, y a las madres se les llama 'progenitor gestante' y al sexo, 'género sentido'. 

«El sexo es un dato objetivo en sus aspectos genético, gonadal, hormonal, anatómico y genital. No puede hablarse de 'autodeterminación del sexo' como ejercicio de la libre voluntad»." 

Aunque el feminismo radical mantiene muchos de sus desvaríos, se da cuenta de los riesgos para la mujer, que ahora vienen "del otro lado", y de sus consecuencias. 

"«Pretender que el ser mujer u hombre es una mera elección desdibuja la realidad material del sexo, justo aquello que determina el género en que se nos socializa». 

Se muestran preocupadas por las consecuencias futuras de «encaminar» a los menores hacia «bloqueadores de pubertad», una vez que se les etiqueta como «niños y niñas trans» a aquellos que disienten con la normativa de género. «Creemos necesario un acompañamiento que contemple acciones de apoyo y autoafirmación». «Es preciso investigar los efectos a largo plazo de la hormonación y medicalización, así como prever un posible cambio de parecer en el futuro, con el añadido de la imposibilidad de revertir acciones quirúrgicas y hormonales agresivas». 

La Ley Trans genera una conducta «coactiva» del Estado contra la infancia y los profesionales de la salud, acusan. Además, peligran derechos que las mujeres de su generación han conquistado: «la defensa de las mujeres, el mantenimiento de los espacios reservados, las cuotas, las ayudas, la diferenciación por sexos en competiciones deportivas, o los datos desagregados por sexo para analizar el comportamiento social o tomar medidas frente a las desigualdades entre los sexos», enumeran. Y concluyen. «Negar la relevancia del sexo y encaminarnos hacia una supuesta autodeterminación de éste según el género elegido, colisiona con las leyes de igualdad y de violencia de género».

 ¿Sería mucho pedir que, además, las feministas sacaran consecuencias de cómo su feminismo "de género" perjudica también, no solo a las mujeres, sino al ser humano en su totalidad, hombre y mujer, joven y anciano, niño y niña?
   
Cuanto antes aceptemos el cuerpo sexuado, femenino y masculinos, como un don recibido para cuidar y perfeccionar, y dejemos de jugar a ser el doctor Frankenstein, mucho mejor.
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Foto: atarifa CC 
La negrita del texto citado es del original.

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