El laicismo en España parte de un grave error de perspectiva, mira al pasado como un mal que hay que enmendar, y al futuro como los viejos utopistas ilustrados. El error está en que el pasado -al margen de que sea o no tan malo- es inamovible, y que las utopías, cuando han querido llevarse a la práctica, siempre acaban en la guillotina.
Pero el error fundamental del laicismo español es que olvida el presente. Olvida, por ejemplo, cómo somos los católicos de hoy, cuáles son nuestras aspiraciones, como olvida que llenamos este país, que llenamos -aún más- su Historia -su pasado-, y que, como ciudadanos de pleno derecho, aspiramos a contribuir en la construcción del futuro de todos.
Hay un empeño desquiciado en los laicistas por convertir a los católicos en lo que no somos, en devolvernos a las catacumbas -privacidad las llaman ellos-, en subsumirnos bajo la etiqueta de tolerancia.
No, los católicos no podemos ser sólo tolerados, los ciudadanos no pueden ser simplemente tolerados, según sean o no sus convicciones. Los católicos somos actores de la sociedad en la que vivimos, como los demás, ni más ni menos que los demás, como los demás ni más ni menos que nosotros..., o que los laicistas.
Para colmo, a los católicos no hay manera de sujetarnos en unas catacumbas, ni siquiera podríamos hacerlo nosotros mismos; en nuestra naturaleza está ser expansivos, vivir a la intemperie, proponer, comunicar inconformismo. Contrariamente al juicio laicista, al expandirnos nos debilitamos, al contraernos nos hacemos más fuertes; y sabemos que este fluctuar es el pálpito de nuestro corazón histórico.
Los laicistas harían bien en cambiar de enfoque, mirar al presente y relajarse; vamos a caminar juntos, así que más nos vale mirarnos a lo ojos y dejar de tratar con caricaturas y con fantasmas.
4 comentarios:
Me ha encantado el comentario. Es exactamente lo que yo siento, pienso y practico. Es cierto que hay católicos que no saben por donde les baila el agua, pero para poder conocer algo en su integridad hay que preguntar al católico que lo es de veras: que es coherente con lo que piensa y con lo que hace; que utiliza su razón e inteligencia para que su voluntad se adhiera a lo justo y bueno y solo así nos ganaremos el respeto y tendremos fuerza para exponer nuestras convicciones.
No tengo nada que añadir ni que quitar; gracias, anónimo.
Hola Albert! Estoy de acuerdo totalmente con tu planteamiento. Parece que en el actual socialismo español, qué digo español, estatal, no han entendido muy bien qué son las sociedades abiertas de las que hablaba Popper, pero claro ir contra lo católico con ciertos aires leninistas les da votos. No hay tampoco mayor profundidad en sus ideas. Es lo que Andrés Ollero llama "nacional-agnosticismo" con bastante sorna y bastante acierto también.
Un abrazo, camarada.
Paco
Yo creo que ideas sí que tienen, y que están convencidos de que son las buenas; lo malo es que se equivocan gravemente, porque no entienden al hombre como es.
Sobre el nacional-agnosticismo, creo que he recogido algún artículos de Ollero en que lo menciona. Mucho de eso hay.
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