Aunque suene a Desayuno con diamantes, no tiene nada que ver con la famosa película de Edwuards protagonizada por la sofisticadísima Audrey Hepburn. Se ha escrito mucho sobre el último Desayuno Nacional de la Oración de Washington, por sus innegables implicaciones políticas y religiosas, al que el presidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero ha sido invitado como orador: ¿que pinta un político laicista como Zapatero en un acto con tanta carga cristiana? ¿Se trata de una claudicación con tal de lograr la amistad con el todopoderoso Obama y alinearse con lo que le hacen representar como precoz premio Nobel de la Paz? ¿Qué se hubiera dicho en España si el que hubiera sido invitado hubiese sido José María Aznar, anterior presidente, en tiempos de Bush?
La oposición de derecha ha aprovechado para subrayar todas las inconsecuencias de este hecho, mientras el Gobierno lo justificaba como un "respeto a las tradiciones de otro país", y los aliados de izquierda preferían no entrar al tema para no perjudicar al presidente. El tono de los opinadores en medios de comunicación ha sido mayoritariamente irónico y burlón, cuando no directamente satírico, más quizá porque la cosa se prestaba a la befa que porque tuvieran verdaderos reparos que hacer.
Jorge Trias Sagnier, político "de derecha" y frecuente columnista, que estuvo presente en dicho Desayuno, ha escrito un breve comentario en su blog, que traigo a colación porque me ha gustado su tono informativo y ponderado. Poco antes escribió otra entrada en la que explica con más detalle en qué consisten estos Desayunos Nacionales de Oración.
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