Por Javier Pereda Pereda, en Ideal Jaén, hoy, 18 de enero de 2013. Título original: Concertada
La consejera de Educación de la Junta de Andalucía acaba de manifestar la necesidad de ‘preservar el equilibrio y predominio de la educación pública, porque es la que garantiza la igualdad de oportunidades’. Al mismo tiempo, critica la reforma educativa del Gobierno que pretende “cerrar colegios públicos y que se comiencen abrir privados, como en Madrid”. Lo primero que tendrían que tener claro los poderes públicos –como preceptúa la Constitución- es garantizar el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación que esté de acuerdo con sus propias convicciones, y de ahí que se reconozca el derecho a la libertad de creación de centros docentes. Es decir, tendrían que dejar a los padres que se organicen y elijan con libertad el tipo de enseñanza que quieren para sus hijos, al ser ellos los únicos legitimados. Sin embargo, los postulados del gobierno andaluz, conformado por socialistas y comunistas, son los de suplantar y sustituir de facto a los padres en ese derecho tan importante.
Con ello, se pretende una sociedad uniformada, en un mal entendimiento de la igualdad de oportunidades; controlada e intervenida, con programas de ingeniería social por el poder político; igualitarista por abajo, en la que no se incentiva la excelencia y la calidad. De ahí la suspicacia ante cualquier atisbo de libertad de los padres en organizarse según sus ideas. Por eso, la enseñanza concertada y la diferenciada –según estos planteamientos ideológicos- están en el punto de mira de la administración educativa andaluza, pese a la continua demanda de alumnos en estos colegios -cuyo coste es la mitad de una plaza pública- que son parte de la solución y no el problema. La enseñanza pública andaluza está en la cola del resto de España y Europa, y estos resultados son directamente proporcionales al nivel de desempleo en
esta región. Por ello, a los alumnos de las familias más desfavorecidas es a quienes se les priva de la igualdad de oportunidades, por hacer prevalecer estos criterios ideológicos. Aquí lo recurrente es esgrimir excusas, y echar la culpa al Gobierno, a los recortes, o a la crisis…, en lugar de esmerarse en una mayor calidad de la necesaria enseñanza pública, y fomentar la libertad de enseñanza.
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