lunes, 8 de diciembre de 2008

La cruz y la democracia

Por Ignacio Sánchez cámara, catedrático de filosofía del derecho, en La Gaceta de los Negocios, el lunes 1 de diciembre de 2008

La sentencia que obliga a retirar un crucifijo de un colegio público de Valladolid carece de buenos fundamentos jurídicos y entraña un agravio a las convicciones cristianas de millones de españoles y a las de quienes, sin ser creyentes, ven, con toda razón, en la Cruz uno de los pilares de nuestra civilización y sus valores. La presencia de un crucifijo en un centro público no atenta contra la aconfesionalidad del Estado, sólo lo haría contra un laicismo militante, que no asume nuestra Constitución. Tampoco puede afirmarse que vulnere ningún derecho, salvo que se convierta en derecho el puro deseo de retirar el crucifijo. Su exhibición no vulnera la libertad de creencias. Y si entraña cierto beneficio de trato para el cristianismo está justificado por su relevancia social y por la mención contenida en la Carta Magna.

Las reacciones políticas, no por esperadas, han sido menos decepcionantes. El PSOE, en general, aplaude la sentencia en un alarde de contradicción con sus propios actos, pues ni los retiró en el pasado ni lo ha hecho en el presente. Se ve que éstos son otros tiempos. El PP se limita, al parecer, a acatar la sentencia y a proclamar que a ellos «no les molesta el crucifijo». Al parecer, les da igual. Salva un poco el honor el presidente de la Junta, que afirma que la sentencia carece de fundamento jurídico y estudia recurrirla. Pero no nos engañemos. No estamos sino ante un nuevo episodio de resentimiento hacia lo más elevado y noble, y de lo que el constitucionalista norteamericano Weyler calificó como «cristofobia».

No se trata de añejo anticlericalismo, sino de furor anticristiano. Hay que padecer un intenso desarreglo del alma para que la presencia pública de un crucifijo pueda ofender. Para un creyente, se trata del sacrificio de Dios para salvar a los hombres, y para quien no lo es, del mensaje moral más sublime, en el que se sustenta, en gran parte, nuestra civilización. Hablar aquí de «higiene democrática» (y hay que tener cuidado con las metáforas fisiológicas) es pura ignorancia, si no se trata de algo mucho peor. No cabe un compromiso más firme con los derechos humanos que el que se revela majestuosamente en el Génesis: «Dios creó al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó». Suprimir el cristianismo es derribar uno de los pilares de la libertad y la democracia. Como afirmó Tocqueville, es un error considerar a la religión católica como un enemigo natural de la democracia.

El catolicismo conduce a los hombres hacia la igualdad. Sólo la religión asegura la firmeza y la certeza en el orden moral, aunque el mundo político parezca abandonado a la discusión y a los ensayos de los hombres. La religión puede ser considerada en EEUU, según el gran pensador francés, como la primera de sus instituciones políticas. No sólo regula las costumbres, sino que extiende su imperio sobre las inteligencias.

En cualquier caso, el pluralismo debería obligar a conciliar las dos posiciones y no a imponer una de ellas. Pues si a unos ofende, sin razón, su exhibición, a otros ofende, con razón, su retirada. Y tampoco es lo mismo no colocar un crucifijo que retirar uno. No es bueno que nos enzarcemos en una guerra sobre el crucifijo, aunque la verdad, tampoco puede extrañar. Al fin y al cabo, ya lo dejó dicho el Crucificado: «No he venido a traer la paz, sino la discordia». No hay nada en la Cruz que atente contra la democracia política.

11 comentarios:

bernardino dijo...

Debido a mi falta de tiempo solo voy a hablar de esta frase "La sentencia que obliga a retirar un crucifijo de un colegio público de Valladolid carece de buenos fundamentos jurídicos y entraña un agravio a las convicciones cristianas de millones de españoles y a las de quienes, sin ser creyentes, ven, con toda razón, en la Cruz uno de los pilares de nuestra civilización y sus valores"
1º carece de buenos fundamentos jurídicos.- ¿como se puede decir esto? Lo que hace es CONTAR con todos los fundamentos juridicos, ya que el juez solo debe de leer la Constitucion para ver que un colegio, o cualquier estamento publico no puede hacer ostentación de una concreta religión, ¿sabemos lo que el respeto a TODAS las personas? ¿sabemos que el amor al projimo?....no lo se.....
2º Luego dice "entraña un agravio a las convicciones cristianas de millones de españoles" ¿No seran sus convicciones? ¿por que tenemos tanta costumbre y tanta mala fe, en cuando nos vemos agraviados obligar a todos a compartir nuestras ..."afliciones"? ¿como somos tan hipocritas?
3.-Luedo dice "a las de quienes, sin ser creyentes, ven, con toda razón, en la Cruz uno de los pilares de nuestra civilización y sus valores" y esto ya colma el vaso, ¿se preocupa usted de los que no son creyentes? antes los llevaban a la hoguera, ahora dice que esos chamuscados en el fondo valoran como fueron tratados y lo transforman en un valor.
Pues muy bien, amigos, muy bien. Se ve que despues de Cruzadas, guerras, exterminios a los disidentes, robos, atropellos de toda índole por los amigos de la cruz, ahora tenemos que reconocer que HAN CAUSADO UN GRAN BENEFICIO A LA HUMANIDAD.
LEER LA HISTORIA, POR FAVOR LEERRRRRR MAS Y SOÑAS MENOS

Anónimo dijo...

Hombre Bernardino,

si miramos al pasado y vemos la de tropelías, asesinatos, guerras, exterminios, etc. que han causado los defensores de valores tan aceptados actualmente como la libertad o la justicia, debemos inferir que no se trata de valores, sino de lo contrario y que no han causado ningún beneficio a la humanidad...

Es un buen ejercicio para comprobar la solidez de los razonamientos darles un poquito la vuelta.

Yo le aseguro que soy cristiano (y como yo conozco a cientos de ellos) y me preocupo de los no creyentes, tanto como de los creyentes y desde luego no llevaría a ninguno de ellos (creyente o no) a la hoguera.

Por otro lado tampoco obligaría a nadie a quitar un crucijifo, del mismo modo que no trato de evitar que en los colegios se celebren fiestas de Halloween o de carnaval (por poco que me gusten), ni obligaría a nadie a quitarse (o a ponerse) determinada vestidura, ni a seguir o no seguir determinados rituales.

Debemos re-aprender lo que significa realmente la palabra tolerancia, que no es más que el respeto a lo propio de los demás aun cuando sea contrario a lo mío.

Que Dios le bendiga,

P.D. ¿Dónde pone en nuestra constitución que un estamento público no pueda hacer ostentación de una concreta religión?

Lo que sí dice es que "Libertad ideológica, religiosa y de culto, (art. 16), sin más limitación en sus manifestaciones que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la Ley,..."

Pero claro, también dirán que un crucifijo en un aula es un problema de orden público.

Alberto Tarifa Valentín-Gamazo dijo...

Luis ha dicho casi todo lo que yo podría decir. Me gustaría añadir, o reafirmar, que un Crucifijo no puede molestar a nadie de buena fe: Dios se hace hombre y muere perdonando para que se nos perdonen los pecados a todos, creyentes y no creyentes ¿Dónde está la ofensa? Pero la presencia de los crucifijos no se debe a esto, sino a la Historia de España y de los españoles, y a que la doctrina del Crucificado es el humus de los derechos humanos que ahora procuramos vivir, con mejor o peor acierto.

Lo otro, que se olvida, es que los cristianos fundamentalmente han muerto por su fe, no al contrario: es lo que se desprende de leer la Historia.

Anónimo dijo...

"Un crucifijo no puede molestar a nadie de buena fe" luego "sensu contrario"... y seguramente los que han iniciado este asunto serán meros instrumentos ¿de alguien? ¿de algo? ¿de ese que ya no nombramos?

En esto casi soy partidario de ceder, vista nuestra historia y vistos nuestos medios de masas. En el colegio de mis niñas -público- no hay crucifijos salvo en el aula de religión (piden religión el 70% de los niños) y no me parece mal. Ahora hay dos belenes uno en cada pabellón, de momento nadie ha dicho nada. Son las contradicciones entre el sentimiento popular y la verdad oficial que quiere imponerse.

En otro blog le dije al titular que en realidad no necesitamos ningún crucifijo para ver a Cristo "porque tuve hambre y me distéis de comer, tuve..."

Anónimo dijo...

''En otro blog le dije al titular que en realidad no necesitamos ningún crucifijo para ver a Cristo "porque tuve hambre y me distéis de comer, tuve..." ''

Una de las principales características del hombre es su capacidad simbólica. Y la cultura de cada pueblo y en cada época se caracteriza por una serie de símbolos que representan sus ideales y sus logros. Una España en el s. XXI en la que los símbolos religiosos estén excluidos, como pretenden algunos, dice mucho (y nada bueno) del nivel de tolerancia de nuestra sociedad.

Negar la posibilidad de exhibición de dichos símbolos me parece realmente un recorte de una de las libertades fundamentales de las personas, que no es otra que la posibilidad de manifestar (si lo desea) su ideología, sus creencias o su religión, como así lo sanciona la constitución española.

San Pablo, además de recomendarnos la caridad en todo lo que hagamos (por lo tanto también en este tema), nos exhortó a que supiéramos dar razones de nuestra Fe, y en mi opinión, defender cristianamente nuestros símbolos religiosos en el espacio público (que precisamente por ser público es de todos, no sólo de lo políticamente correcto) es parte de este mandato.

¿Por qué? pues porque lo que subyace es la idea de que las ideas religiosas deban ser expulsadas del debate público y que la religión deba limitarse al ámbito privado de cada persona. Es algo que actualmente está en el debate público.

Por lo tanto defender hoy que en las escuelas públicas pueda haber (si así lo estiman oportuno los padres de los alumnos y los profesores) crucifijos es defender nuestra capacidad presente y futura de actuar, como ciudadanos cristianos, en la sociedad.

Que Dios le bendiga,

Alberto Tarifa Valentín-Gamazo dijo...

viejocon, creo que entiendo lo que planteas, y en cierto sentido estoy contigo, lo fundamental no es lo accesorio.
Pero me parece que Luis ha puesto el dedo en la llaga. Me he acordado de la famosa "Colina de las Cruces" de Lituania, y de la no menos famosa Cruz de Nova Huta. Los hombres somos como somos, y necesitamos signos con los que expresarnos.

Anónimo dijo...

Dije "casi soy partidario de ceder", no lo tengo definitivamente resuelto. Mi duda es respecto a las tácticas, no de fondo, en eso estoy completamente de acuerdo con vosotros. Pero ya sabemos que el aparato propagandista oficial va por delante y transforma reacciones perfectamente explicables, como decís perfectamente humanas, en muestras de intolerancia.

Para que entendáis mejor lo que quiero decir os desarrollo un poco más lo de mi intervención en el blog que os cité -absolutamente oficialista y laicista- en él se hablaba de que la visión de un torturado era desagradable para los niños -es el modo en el que algunos van retorciendo el argumento inicial, presentándose como simples defensores de la inocencia infantil, y van a favor de corriente de una sociedad empeñada en ocultar la muerte-. Yo respondí como os he dicho, no entré en la disputa del "señor sufriendo". Para mi sorpresa, en el siguiente post, que tituló "incongruencias" mostró una foto de su cuarto con una cruz, aunque no daba totalmente el brazo a torcer y se atrincheraba en que no había "señor sufriendo" (era una cruz hipanoamericana naif). Acepté esa foto, de un ámbito absolutamente privado, como un reconocimiento tácito de los valores culturales que simboliza la cruz incluso para un no creyente. Triunfaba la cruz aunque no ganara yo.

Quedad con Dios.

Alberto Tarifa Valentín-Gamazo dijo...

Visto, viejocon; pero me parece un argumento capcioso (el de los laicistas, no el tuyo). Si quieren quitar el crucifijo, dicen eso del "señor sufriendo"; pero si a mí se me ocurre decir que una serie de tv no es apta para niños me dirán que soy un reccionario y que no respeto la libertad de expresión.

Pocas cosas me molestan más que la retorcer los arguumentos según lo que se quiera conseguir: no es juego limpio.

Un saludo,

Isaak dijo...

Hablan Uds. del catolicismo como engendrador de la cultura europea, en primer lugar. Y en segundo lugar, como si la teocracia que oscureció a la humanidad durante mil años fuese un antecedente positivo.

La Europa de hoy es, afortunadamente, mucho más que la superstición aportada por el Catolicismo. Roma, Grecia, las corrientes culturales que no han dejado de fluir desde Oriente, son, incluso en mayor medida, la cuna de la Europa actual.

De hecho, no hay efemérides o celebración católica que no tenga su origen -y taimada suplantación- en ritos y festejos pre-cristianos.

Lo curioso de ésto es que Uds. gozan de una extensa cultura, conocen pormenorizadamente lo arriba comentado.

La religión es política, y la política, desde luego, estrategia. Y en política, las verdades a medias son armas consentidas.

Saludos cordiales.

Anónimo dijo...

Isaak,

Reducir la historia europea de 1000 años a una teocracia (cristiana) es un razonamiento injustificable e injustificado.

Es como decir que España se trata en la actualidad de un país socialista, sólo por el hecho de que nuestro actual presidente sustente una ideología socialista. Absurdo.

En primer lugar porque no era una teocracia, cierto es que el poder civil y el poder religioso no estaban separados, pero tampoco coincidían y las fórmulas que los relacionaban fueron evolucionando de forma muy compleja. Sin olvidar que la injerencia fue mutua en los asuntos propios de cada uno.

Es cierto que en teoría y, muchas veces en la práctica, los dirigentes estaban inspirados por principios cristianos. Aunque un mínimo conocimiento de la historia pone en evidencia la sinceridad de dicha inspiración en muchos de ellos.

Meter en el mismo saco realidades tan diferentes como el imperio, los estados pontificios, el cesaro-papismo de Bizancio, el feudalismo, las cruzadas, los reyes católicos en España (no sólo Isabel y Fernando), la Universitas Cristiana, el regalismo, etc. y llamarlo teocracia es simplificador hasta el punto de resultar caricaturesco.

Por otra parte, seguro que en la historia de Europa de aquellos años encontramos cosas positivas: monasterios, repoblaciones, universidades, hospitales, órdenes militares y religiosas, creados, fundados y mantenidos por la Iglesia hasta nuestros días, y que fueron y son fundamentales para comprender la evolución de la cultura occidental desde el Imperio Romano hasta nuestros días.

Qué ideología inspiró la filosofía que desarrolló los conceptos de persona, de libertad, de igualdad, ¿no fue acaso la doctrina cristiana?

Por supuesto que podemos encontrar hechos oscuros, y los encontraremos, pero decir que todo fue oscuridad es un planteamiento maniqueo muy alejado de la realidad.

¿O es que ha sido todo luz en el mundo occidental desde que desapareció ese supuesto régimen teocrático?

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En sus comentarios se ve claramente un concepto del hecho religioso muy superficial.

Entre otras cosas, lo reduce a política.

Y claro es que una cosa es que política y religión se mezclen, y en ocasiones se confundan, y otra muy diferente decir que religión sea política.

Todas las personas nos posicionamos ante el fenómeno religioso (y eso evidentemente no es política), y en este fenómeno religioso podemos pasar de la creencia en una religión hasta el ateismo y, por otro lado, a la superstición, pero confundir religión con superstición es tan absurdo (o malintencionado) como confundirla con el ateismo.

Que Dios le bendiga,

Alberto Tarifa Valentín-Gamazo dijo...

Isaak, eres demasiado categórico en tus comentarios, por eso me siento tentado de responderte a brochazos.

Por eso prefiero dejarte con las respuestas de Luis, que suscribo.