Tomado de la Fundación Burke:
La cuestión que plantea la Heritage Foundation es clara: cuándo alguien tiene un problema, ¿quién se ocupa de ayudarle? La respuesta, por desgracia, es también sencilla, al menos entre los países occidentales: el Estado.
Y si el Estado no es capaz de ayudarle… pues que se las arregle solito. Tal es la perversión que se ha difundido en nuestras sociedades socialdemócratas que han olvidado lo que significa la vida en comunidad. Hemos llegado a la situación en que ya nadie se siente responsable de lo que le ocurre a su vecino; probablemente incluso ni siquiera sepa que aquel con quien vive pared con pared pasa por un apuro que su vecino podría aliviar.
Es tal la transformación cultural que ha llevado a olvidar que en la vida en comunidad tenemos responsabilidades hacia los demás que incluso cuando alguien se preocupa por aquellos con los que convive, lo hace como si fuera una acción filantrópica y no algo a lo que se ve impelido por la responsabilidad que deriva de la vida en comunidad.
El resultado de este nuevo modelo es, por supuesto, la creciente presencia del Estado que debe velar por cuantas necesidades existan (necesidades crecientes hasta el infinito por la moderna concepción de que todo deseo deviene derecho y todo derecho debe ser asegurado por el Estado). Ahora bien, se da la paradoja de que un individualismo extremo que niega toda responsabilidad en el seno de una comunidad provoca un mayor intervencionismo estatal al provocar, aunque sea de modo indirecto, situaciones insostenibles para algunos de los individuos. Una recuperación de lo que significa la vida comunitaria debe ser prioritaria para toda postura conservadora, sabedores de que sólo así se puede poner freno a la invasión estatal en cada vez más ámbitos.
Para leer el informe de la Heritage Foundation, pinchar aquí.
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