La Nueva Tiranía de lo políticamente correcto se va imponiendo sin notarse, después de anestesiar a las sociedades opulentas y democráticas, con una faz de bondad y razonabilidad que convierte a todo resistente en un anti social, un peligro, un fundamentalista, un enfermo.
La novela sirve para hacer pensar a aquellos que aún no están del todo devorados por el nuevo Mundo Feliz, y para comprometer en la lucha a cuantos, como yo, nos resistimos como el protagonista, Nathaniel Delaney, quien, cuando el Estado llamó a su puerta para educar a sus hijos, tomó una decisión: huir para ser libre.
No encuentro mejor definición de lo que está pasando y de lo que relata La última escapada, que la cita del Lilith de George MacDonald que el propio O'Brien ha elegido como pórtico:
Nos asustamos al verlo, pero no salimos corriendo sino que nos quedamos mirándolo. Corrió hacia nosotros como si nos fuera a atropellar. Pero antes de alcanzarnos comenzó a extenderse más y más, a crecer más y más, hasta que finalmente era tan grande que lo perdimos de vista, y es que estaba del todo ya sobre nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario